Siempre fue una persona simple... simple por algo descocada y tonta. Con los años la mirada se le había tornado más dulce. La sonrisa permanecía más en su rostro y aquellos que no la conocían pensaban que era una mujer buena. Los que la habían tratado siempre consideraban que se le habían terminado de desajustar las tuercas y que cada día se hacía más boba.
Por el contrario ella siempre supo
muy bien quien era y le había gustado ser así.
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