sábado, 30 de enero de 2010

Silencio

Desde la hamaca observo
el pájaro carpintero que canta.
Veo la calle, la gente
y escucho al árbol susurrar
al roce de su amado.

Inolvidable

Cosas que solo una madre conserva
cosas que solo una madre valora
y que cada vez que las observa
suspira y sonríe
con ojos de ayer.

Cartuchos y aves del paraíso.

¿Qué haríamos sin las flores?
Las flores acompañan,
decoran y llenan de alegría
los espacios, los rincones
y también nuestras almas.

Yo

Abro los ojos
y el amor me llena de besos
desnudo mi cuerpo
y el amor me cubre de caricias
despojo mi alma
y el amor me inunda de poesía.
Esa soy yo
eterna enamorada del amor
buscadora infinita del tesoro
que desnude tu alma
y la haga llegar a mí
Penetrar en mí
para ser uno solo.

Escucho el viento.

Escucho el viento susurrar entre las hojas de los árboles,
el cuenta una historia de amor
Nuestra historia.
El susurra palabras y gemidos.
El viento repite nuestra historia
y les regala a las aves en sus nidos
uno a uno nuestros besos.
El repite promesas y delicias.
El viento acaricia los polluelos
como yo acaricio tus silencios.
Y observa con tus ojos
en mis ojos.
El viento se regocija entre las hojas de los árboles
como yo me regocijo en tus abrazos.
El viento continua susurrando.
Mientras yo me duermo
en tu recuerdo.

viernes, 29 de enero de 2010

Llegaste a mí

Como un soplo de brisa fresca
En una noche de verano
tu
llegaste a mí
Como un vaso de agua fría
en el desierto lejano
tu
llegaste a mí
Como un abrazo cálido en Noviembre
tu
llegaste a mí
Como el rocío de la mañana
cubre de besos un capullo en flor
tu
llegaste a mí.

jueves, 28 de enero de 2010

Se murió el perro.


Es diciembre, se ha reunido toda la familia de mi esposo en nuestra casa y hay gente por todos lados. Conversaciones, juegos, risas. El alboroto es total y estoy cansada. Para mi es necesario el silencio, la soledad. Lógicamente esto no es de todos los días ni de todos los años pero necesito retirarme a mi cuarto, estar a solas, dormir.
Me pongo mi bata de noche, me cepillo los dientes, suelto mi cabello y me meto a la cama con un gran suspiro. Todos saben que soy madrugadora a dormir y no se extrañan.
Me acompaña Rex, mi perrito. El es ciego y es un consentido total, así que lo dejo acostarse a mi lado. Nos dormimos rápidamente. Escucho algo y me despierto, miro para los lados y el televisor está encendido, escucho las conversaciones de la familia. Hecho un vistazo al reloj y es temprano aún; algo así como las 11 de la noche. Miro a mi lado y veo el perrito muy tieso, las patas estiradas y no respira. Lo llamo mientras con una mano lo muevo un poco. Nada. Rex casi chillo y nada. Me levanto de la cama corriendo, llego al estudio y ahí esta mi hijo chateando. Al verme despeinada, desencajada y muy asustada me pregunta que pasa y le digo que se murió el perro. El no me ha escuchado bien así que casi gritando le repito que se murió Rex. Una lágrima brota inmediatamente de sus ojos y se dirige corriendo a mi cuarto. Pregunta: ¿Donde está? y le digo que ahí en la cama. Lo busca desesperado, remueve las cobijas y vuelve a mirarme. Al hacerlo ve a Rex a mi lado, mirando sin ver pero batiendo su colita.
Uffffff, que descanso... El perrito sencillamente duerme tan profundamente a mi lado que solo se despertó al notar que yo me levantaba.
Estallamos en carcajadas mientras imaginábamos a la familia en pleno yendo a enterrar el bichito, hermosa procesión tendría.

miércoles, 27 de enero de 2010

El tranviario


Dedicado a mi esposo,
A su madre y su padre
Y al tranvía que les
Regaló su amor y su
Amada familia.

Todas las tardes a la misma hora Él pasaba conduciendo el tranvía y todas las tardes a esa misma hora, Ella sacaba al antejardín a su sobrino. Inicialmente porque era la hora que debían hacerlo y luego, más adelante. Para verlo sonreír con aquella mirada pícara y cálida a la vez.
Al cabo de un tiempo de cruzar miradas y sonrisas Él se decidió a saludarla con una inclinación de cabeza, a la que ella respondió con timidez e incluso un poco de vergüenza pero además con algo que denotaba un poco de complicidad e incluso intimidad.
Poco tiempo después el tranvía pasaba por aquella casa tan lentamente como era posible, de esta manera el ayudante depositaba en las manos pequeñas y delicadas de Ella diversas cosas; una flor un día, un chocolate otro, y más adelante incluso un pañuelo finamente bordado y también alguna que otra vianda sabrosa.
Se fueron enamorando con el ir y venir del tranvía. Un día le dijo: Eliecer me llamo y al siguiente ella respondió Leonor; mucho gusto, mientras sonreía.
Los días pasaban y deseaban conocerse realmente, visitarse, contarse sus secretos y mejor aún; tomarse de las manos mientras se miraban en los ojos del otro.
El amor se acunaba tiernamente en un par de corazones jóvenes al ritmo de un tranvía lento.
Un día ella salió de su casa sin sobrino, subió la escalera del vehículo y partió con Él rumbo a la iglesia y de allí a su nuevo hogar, con hijos propios y la canción acompasada de sus corazones acompañados de su lento tranvía.

Costumbre

Mi hijo me comentó que esta semana había encontrado una de las llaves de la estufa de gas abierta. Me quedé un poco preocupada preguntándome si aún estamos vivos o si solo somos sombras, espíritus que conviven por costumbre.

La infancia, un juguete


martes, 26 de enero de 2010

Se acabó


Se acabó el amor,
Se terminó
y la casa relumbra;
no hay polvo en los estantes,
telarañas en los rincones,
ni manchas en el piso.
No hay juguetes tirados
En los cuartos.
Tampoco hay conversaciones,
Ni susurros o risas.
Y mucho menos hay
abrazos, besos y caricias.
Se acabó el amor
se terminó.

Caminaron.

Caminaron tomados de la mano
hacia el ocaso de un día que muere
y una vida que al finalizar
apenas comienza.

Gente.

Hay gente;
Buena,
regular,
mala,
bonita,
fea,
insistente,
persistente,
pestilente.
Hay gente;
Inteligente,
torpe,
delicada,
indelicada,
Hay gente;
Cariñosa,
Comprensiva,
Fabulosa.
Pero lo más importante;
Es que
Hay gente.

Escuchemos.


Siempre he creído que la vida nos habla, que lo que debemos hacer es prestar oídos, tenerlos atentos y escucharla.
Pero; pregunto yo. ¿Por qué es tan difícil hacerlo?
La respuesta no es tan complicada. Lo que pasa es que andamos ensimismados o será más bien "enyoecidos" y no dejamos a nuestros oídos, oír; a nuestros ojos, ver; a nuestros sentidos, actuar.
¿He sido clara? Espero que no, ya que yo misma o “mimisma” no me entiendo.
Cariños locos.

lunes, 25 de enero de 2010

Es el viento

El viento sopla
y susurra en mi oído
tus palabras
El viento sopla
y enreda mi cabello
con tus dedos
El viento sopla
acaricia mi cara
con tus manos
El viento sopla
Y eres tu etéreo,
Transparente,
Placentero.
Pero...
Solo es el viento;
que sopla.
Y te recuerdo.

miércoles, 13 de enero de 2010

Herederos

Mis músculos se tensaron al máximo, mi peor pesadilla se hacía realidad. Me encontraba acostada en una caja rectangular, apenas si lograba poner mis manos en el pecho y respirar con gran dificultad.
No comprendía nada, lo último que recuerdo es haberme retirado a dormir ¿Me habrían enterrado viva? Pensé que aún no era tarde pues se filtraba luz por las rendijas, quise gritar pero algo apretaba fuertemente mi mandíbula, intenté alcanzar la atadura con mis manos pero no logré moverlas ni un ápice. De pronto, sentí cerrarse una puerta y noté un penetrante olor a humo y combustible. El calor se hacia insoportable y luego mi piel empezó a burbujear y achicharrarse.

sábado, 9 de enero de 2010

Caminamos

El camino esta ahí,
en frente.
Es mejor recorrerlo
Andarlo, transitarlo.
Hacerlo hoy, ahora
quizás mañana
el tiempo no alcance;
la vida no da tregua.
El camino esta ahí.

lunes, 4 de enero de 2010

En mí.

Te metiste en mí
suavemente
acariciando mis sentidos
recorriendo mi instinto
palpando mis secretos
ahogando mis gemidos.
Tu sonriente y complaciente

te metiste en mí.

Ella tose.

Yo la escucho en la noche
tose y tose
y yo pienso.
En su familia impotente
Y en ella doliente.
Y ella sigue tosiendo
con resignación
noche tras noche
mientras yo la escucho
casi con dolor.

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...