El vuelo
El corazón le saltaba en el pecho cada vez que lo pensaba. Era la
primera vez que haría un viaje en avión.
Más aún, que haría un viaje tan largo en uno.
Algunos personajes por demás nefastos, le habían dicho que era muy peligroso hacerlo
(a lo mejor movidos, por hasta cierto punto, algo de envidia).
Es más, hacía muy, pero muy poco tiempo que había leído sobre un
terrible accidente aéreo.
Era tan grande su temor, que se había dado a la tarea de investigar
sobre ello. Ahí fue que leyó que ocurrían más accidentes en tierra que
en el aire. Y claro, viajar en auto era parte de su cotidiano. Tanto; que muy pocas veces llegaba a
preocuparse, o a pensarlo siquiera.
Ahora superado ese temor; había
que pensar en otros miedos; similares o diferentes, ya que nuestra psiquis nos obliga
a “hacerlo”.
No conocía por supuesto la ciudad a la que llegaría. Y claro; eso era una de las cosas que le
aterraba. Tampoco hacían parte de su
grupo de amigos, las gentes encargadas de recibirla en el aeropuerto, las
personas con la cual tendría ese primer contacto. Eso también la hizo
lanzar un profundo suspiro, pero finalmente pensó que se preocuparía en su
justo momento. Otra cosa importante;
pensó. Es que las personas te tratan según
los trates y ella estaba segura de su gran don de gentes y de su
amabilidad. Así que sería con seguridad,
prueba superada.
Optó por creer entonces que seguro se iba a perder irremediablemente en
las calles de esa gran y desconocida ciudad. Pero no; porqué iba a
hacerlo si con seguridad habrían personas amables que le estarían
esperando y que le llevarían a su destino seguro.
Superado ese nuevo temor, llegó a la conclusión de que nada malo podría sucederle. Sonrió al pensar en el dicho aquel que dice;
"mala hierba nunca muere."
Así que sentada en aquel hermoso avión. Y atendida maravillosamente
por aquellos hombres y mujeres empeñados en hacer agradable su vuelo, y después
de escuchar la voz acogedora y varonil del que dijo ser su piloto; se dispuso a dormir plácidamente.
Lo mejor era dejar de lado todos aquellos
temores, y disfrutar el vuelo.
Un vuelo plácido por demás que la llevaría a conocer otras tierras,
otras gentes, y la haría tener nuevas vivencias que enriquecerían su vida y la
de los demás.
Patricia Lara