lunes, 14 de febrero de 2022

Sentimiento de culpa

 Era tal su sentimiento de culpa que los otros, las gentes cercanas lo confundían con amor.

El cuarto como ella lo dejase
La cama con el hueco de su cabeza en la almohada.
Las sandalias al descuido al lado de la cama.
La cortina semi corrida dejando entrar un rayo de luz de sol o del farol de la esquina.
El cepillo del pelo con cabellos enredados. El de los dientes con un último destello de crema.
Era tal su sentimiento de culpa.
Que su café frío empezaba a evaporarse en el pocillo de su predilección. 
Los buñuelos durísimos como rocas aún la esperaban en la bolsa en que ella los había traído de la panadería.
Sus ropas y zapatos.
Todo estaba inmóvil, inmortalizado en el tiempo.
Pues si... Algunos pensaban que era amor. Ella sabía que era culpa.

Patricia Lara P

Hmmm

 Hace poco, mi hijo me confesó que antes le molestaba mucho escucharme cantar en las mañanas. Que era excesivo el ruido que hacía al ir y venir haciendo esto o aquello. Pero que hoy por hoy siente tranquilidad al oírme hacerlo. La madurez va llegando y apoderándose de nosotros. ¿O será la resignación? Jajajaja.

Yo aquí haciendo confesiones familiares.

Patricia Lara P

Y el frio

 Las personas con un frío espantoso. Se soban las manos, "carraquean" los dientes, se aprietan los sacos en el cuerpo. De no ser porque vivimos en tierra "caliente" llevarían abrigos y hasta guantes. Y yo... Plena, feliz. El clima para mí es perfecto. Pero claro, las sensaciones térmicas también. Son personales e intransferibles.

Yo aquí, egoístamente mía.

Patricia Lara P

A orillas de la noche

A orillas de la noche
El frío de su ausencia
Lo cobija
La piel de arroz se cubre
El cabello en el cuello se eriza
Y solo el espacio vacío
Que antes ocupaba ella
Lo llena de nostalgias
La añoranza de ella
Apretuja su pecho
Y a su alrededor
Todo es frío
El frío de su ausencia.

Patricia Lara P

De víctimas y victimarios

 Acostumbraba ponerle el nombre de aquellos que detestaba a las víctimas de sus libros. Les daba los tratos más ruines para terminar dándoles la peor de las muertes. El odio afloraba en cada una de sus letras y los signos de puntuación los utilizaba como si de armas mortales se tratase.

En la vida real los adulaba, los trataba muy bien e incluso en las invitaciones que solía  hacerles, les daba los mejores tragos y los bocados más suculentos.
La vida le proveía de personajes, las letras le daban sus mejores víctimas.

Patricia Lara Pachón

Cuando uno está de malas

 Hoy pisé un popo de perro de adulto irresponsable. El perro que culpa. Pero si detesto a los humanos que no limpian los desechos de sus mascotas.

Venía yo entonces toda odiativa y rencorosa y de pronto siento que cae algo sobre mi pecho. Miro y un ave me c.gó. Merde. Dicen que es buena suerte, pero así como lo siento no.
Ahhh que asco, que rabia, que molesto todo eso. Y pensar que el día apenas comienza.
Yo...

Patricia Lara P

Recuerdos al sol

 Cada tanto, uno saca los recuerdos al sol. Con un paño limpio los embellece. A veces uno de esos recuerdos te hace sonreír y hasta reír. Hay otros que por el contrario oprimen el pecho. Después de un rato uno va recogiéndolos con sumo cuidado y los va metiendo de nuevo en la cajonera que para ese menester tiene. Y ahí descansarán de nuevo, hasta que un día, se regresa a recordar recuerdos.

Ahora mismo me pregunto, ¿Qué pasa con los recuerdos cuando el recordador se marcha y ya jamás regresa?  ¿Acaso seguirán ahí dormidos, durmiendo el camino de los injustos?
Hmmm aquí me quedo yo pensando pensamientos pensantes.

Patricia Lara Pachón

El olvido

 A Carlos nada se la sacaba de la mente. De sentir o mejor no sentir nada por ella, pasó a desearla. A tenerla metida entre ceja y ceja día y noche. El desasosiego lo embargaba. 

Una y otra vez se cuestionaba y nada. No encontraba un solo motivo para desearla tanto.
Y pronto y así como aquella locura había empezado, terminó.
La olvidó por completo, si se la encontraba no le pasaba lo de antaño, sencilla y llanamente la olvidó.

Patricia Lara P

Remi

 Remi (no lo ves)


A veces lo que estás mirando, te impide ver lo que necesitas ver. Así le pasó a Remi hoy, en la ruta de buses camino a casa.  Abstraído en mirar el busto de la chica a la que desde hace media hora intimida en la cola del transporte y a la que ahora incomoda rozando su cuerpo a cada frenazo. Lo hace abiertamente y sin ambages, al punto de incordiar también a otros pasajeros con su abuso  descarado.  Aún así, nadie hace nada, todos miran sin ver al vacío. Absorto en su intención, no se entera de que detrás de él, con total sigilo y discreción, el novio de aquella a quien molesta, le abre el morral, le extrae el móvil y, de un empellón, lo hace trastabillar entre los pasajeros que -como él- viajan de pie, negados a quedarse en la calle más tiempo del necesario en la hora pico.  

Remi, sorprendido, no logra mantener el equilibrio y cae tendido a lo largo del pasillo de la buseta. En medio del alboroto, la chica se levanta, pide la parada, y se retira, pisando parcialmente el muslo de Remi, quien pugna por pararse y recuperarse del dolor, el bochorno, las chanzas y risas que ha generado su percance.  Se levanta a duras penas, solo para percatarse de que sus pertenencias cayeron al piso a través de una enorme raja, probablemente hecha a punta de hojilla.  Recoge como puede sus pertrechos y emprende la huída, aprovechando que la camioneta aún está detenida, pero no logra bajar, pues también se entera de que no puede pagar el pasaje. Su billetera, con su dinero, tarjetas e identificación, ondea en las manos de la que parecía ser su víctima, quien le saluda desde la parada, mientras besa apasionadamente a su novio, ¡el tipo que estaba detrás suyo!  

La camioneta arranca, siguen las risas y Remi, atolondrado, se deshace en explicaciones de por qué no puede pagar el pasaje. Nadie le cree. Y él, en su fuero interno, se pregunta cómo no pudo ver lo que sucedía.  Así son las cosas, "Remi", le diría su abuela -a quien jamás le confesaría su gusto personal por acosar sexualmente chicas atractivas-, "a veces, lo que estás mirando, te impide ver lo que necesitas ver".

B. Osiris Bocaney

Te amo

 


Te amo

Mis hijos me dicen, ma' te amo. Y les tiro sus besos y respondo que también yo los amo.
Mi perrito y mis gatos ronronean y baten su colita diciéndome que me aman y yo les sirvo su comida y acariciándoles el lomo respondo que los amo.
Las plantas crecen verdes, florecen y de esa forma me dicen que me aman, yo les quito malezas y poniéndoles agua les digo que las amo.
Las aves en mis árboles trinan que me aman y yo sonriente, les pongo unas semillas diciéndoles las amo

Patricia Lara Pachón

Silencio

 Cada vez que estoy ahí sola, metida en mis pensamientos llega alguien. Una persona con infinitas ganas de hablar, de hacer ruido. Algunos como yo, valoramos los silencios largos. Las conversaciones internas, la sensación de ni ser ni estar, la volatilidad.

Cada vez que estoy ahí sola. Me siento yo, viva, feliz y compenetrada con el todo.

Patricia Lara P

Todavia no me ha dado por...

 A mí todavía no me ha dado por ir a misa, rezar rosarios, confesarme y demás. 

No sé, me parece que con los años, todos llegan a lo mismo. A ese acercarse a Dios.
Me preguntó con alguna frecuencia a que se debe. Y no logro encontrar una respuesta plausible.
Aclaro. No es que no sea espiritual, ni agradecida. Dios está siempre en mi vida.
De lo que puntualmente hablo es de que no voy a iglesias, no me confieso, no hago rosarios y demás ritos.
No por eso, me creo mejor ni peor. Solo soy una persona que siente que encontró a Dios en las cosas sencillas. Y esas, por supuesto, son las más.
Yo, como siempre... Pensando pensamientos.

Patricia Lara P

El olvido es la muerte

 A veces los recuerdos se agolpan. Buenos y malos se apretujan queriendo salir de golpe. Y uno callado, escuchando la música que le gusta; los observa. Apenas si un rictus de dolor o de risa acompaña el instante en que uno u otro se apresura.

Amo poder pensar en todo y en nada. Y amo uno a uno los recuerdos que viven en mi cabeza loca.
No quiero olvidar nada. Quiero tenerlos todos ahí amontonados, amotinados, vivos.
El olvido es la muerte, quizá incluso una muerte en vida.
Dios permita que yo solo al morir, muera.
Aquí como siempre, recordando recuerdos... Pensando pensamientos pensantes de esos que sirven para salvar mi mundo.
Yo.

Patricia Lara P

Pensando mientras amanece

 Buenos días. Empezó a llover más o menos. Escucho las aves trinar y a uno que otro petardo aún quemando pólvora. 

Bueeeno, inteligencia no le dieron a todo el mundo. A algunos que si les dieron la dañaron consumiendo venenos.
Sigo escuchando que la lluvia arrecia mientras yo pienso si preparar desayuno y después ducharme para salir, o bañarme primero y desayunar luego e igual salir.
Las aves dejaron de cantar... Ahora seguro  también miran llover desde sus nidos.
Silencio de domingo lluvioso. El petardo aún quema su pólvora.
Feliz día.

Patricia Lara P

Contar es mi sino

 Les cuento... Porque contar es mi sino. Que desde hace un tiempo hay unos insectos a los que no se porqué, me parece; que les llaman "palomilla". Esos bichos nefastos, se apoderan de una planta y la asesinan en muy poco tiempo. He investigado, he comprado cuánta cosa me dijeron y nada. Debo aclarar que no se alimenta de cualquier planta, solo algunas son de su gusto.

Sigo... Un día ví que alguien había abandonado una cerveza casi completa y obviamente lo que seguía era tirarla por el drenaje. Algo me dijo que la pusiera en la mata que estaba peor, así que remojé la tierra abundantemente con ella. ¿Y que creen? Los dichosos bichos se fueron, o se murieron o yo que sé. Ya la matica está de éste lado. Se salvó.
¿Que porqué cuento esto? Pues porqué me parece importante que si a alguien le sirve el dato, lo use y me cuente.  
A lo mejor hay alguna explicación "científica".

Patricia Lara P

Mamita

 Mamita

La he visto mucho últimamente. En la vendedora de toallas de cocina, en la anciana que caminaba con su hija. En los ojos de algunos conocidos y en mis pensamientos constantes. Sé que me acompañas siempre mamita. Pero hay momentos en que te siento más palpable como ahora.

Gracias por estar ahí desde el principio de mis tiempos mi siempre querida María la O.

Patricia Lara P

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...