martes, 29 de julio de 2014

lunes, 28 de julio de 2014

Amiga, no se me "achante"




Coge tu capa caìda
y que se arrastre en el camino
mientras buscas tu destino
de ser feliz en la vida
que si la capa hoy se arrastra
ya mañana leva el vuelo
surcando de nuevo el cielo
y se convierte en pilastra,
en fortín, fulcro y palanca
¿qué más da si hoy no se avanza?,
¡mañana será otro día!
y de nuevo la alegría
ha de plantarse en tu alma.
Mientras tu capa levantas
yo te ofrezco, en mí, a una amiga
que contigo llora y canta
¡que cariño te prodiga!
y si no se levantase
en los días venideros
si acaso no retoñase
en tu rostro la sonrisa
te caeré como aguacero
para regar con mis versos
tu empeño y todo tu esfuerzo
de dar un paso adelante
¡pa´ darte una nueva brisa!
Como yo, habrá muchas otras
que te quieren, que te estiman
y que hoy su hombro te arriman
porque, como tú, nosotras
la capa hemos arrastrado
y contigo hemos contado
pa´dar un paso adelante
Amiga, no se me "achante",
vamos un paso a la vez:
¡mucho brío y mucho aguante!
que poco a poco se llega;
pues quien su camino riega
con las flores de amistad
siempre, ¡siempre!, ha de encontrar
quien su capa le levante...
B. Osiris B.

Comparaciones



Le pregunto a mi hijo si leyó mi cuento "La Ponedora".  Me responde; ¡Con este sueño que tengo!  Si venía leyendo a Borges y me quedé dormido en el Transmilenio.  Le respondo yo muy oronda: “¡Me vas a comparar con Borges pendejo!"

La "Ponedora"





Rompió el muro que lo separaba del mundo.  No fue cosa sencilla pues solo contaba con su cuerpo para hacerlo.  No tenía manos y por lo tanto usó lo único que tenía.  Su pico.  Por fin y luego de mucho luchar logró abrir un pequeño huequecillo y ya respirando y ampliando sus pulmones se movía tratando de hacerse más grande hasta que logró romper la cáscara y salir.  Vio una hembra hermosa, brillante y grande y a su lado otros como ella;  haciendo lo mismo que  había hecho ya.  Unas de aquellas esferas parecían tener vida propia, otras no.
Al cabo de un rato pudo moverse mejor y motivados por la madre, salieron del sitio calientito que los abrigaba;  llegaron a otro con piedrecillas y arena y un poco más allá algo que su madre llamó huerta.  Escarbaron con las paticas y con el pico y encontraron jugosos gusanos que degustaron con fruición.  Al cabo de un rato un personaje extraño y muy diferente a ellos,  les arrojó comida que no era tan jugosa pero que igual era rica y muy divertida de atrapar.  Competía con sus hermanos para conseguir la más grande; la mejor.
Ya en la tarde regresaron al nido y se durmieron plácidamente bajo las alas de la mamá.
La vida continuó así por muchos días.   Pero hubo uno en particular que vio aquel hermoso macho.  Plumas largas en su cabeza y ni hablar de la hermosa cola que lo decoraba.  Fue amor a primera vista.  Él, luego de pretenderla por un rato, se le acercó, le habló al oído y luego cuando ella menos lo esperaba la montó.  Susto, espanto y luego de nuevo nada.  La vida prosiguió entre ir a la huerta, buscarse la comida, recibir el maíz y dormir de nuevo.
Cualquier día sintió una enorme necesidad de meterse en su nido a una hora que no era la acostumbrada.  Igual fue hasta allí y ¡oh sorpresa! Con esfuerzo depositó en su nido una de esas esferas blancas que ya había visto al nacer.  Se sintió emocionada y la cuidó con esmero, no lograba dejar de mirarla y de contarle alocadamente a todo el gallinero lo que había sucedido.  Quería que el mundo lo supiera y lo viera también.  Al día siguiente otra y esa misma tarde otra y así hasta que juntó ocho.  Se sentía orgullosa y su pecho se henchía de orgullo y de amor.  Amor, porque ella amaba esos pequeños círculos blancos.  Veintiún días después, los huevos empezaron a moverse y de ellos salieron ocho hermosos pollitos. 
Entendió entonces nuestra bella gallina que el ciclo de la vida empezaba de nuevo.
Patricia Lara P.

Aquellas cosas que no me gustan

 Aquellas cosas que no me gustan Aquellas cosas que no me gustan, sencillamente porque soy cansona. Trato de odiar poco, así que esa palabra...