domingo, 27 de diciembre de 2009

Florece

Las lágrimas remojan
el corazón que se ha ido secando
de tanto llorar
 de pronto
un brote surge
renace y florece.

martes, 22 de diciembre de 2009

Quiero hacerte el amor

Quiero hacerte el amor
en la montaña alta y lejana
en su verde pradera esmeraldina
en la arena caliente y salada
de un mar azul.
Quiero hacerte el amor
en un campo de trigo
y en uno de azucenas blancas
en un cultivo de café en flor
y en otro de amapolas
rojas temblorosas.
Quiero hacerte el amor
en un café, en un ascensor
en un cuarto de hotel,
en un motel.
Quiero hacerte el amor
en el baño de un avión en vuelo
a orillas de un riachuelo
en una catedral oscura y silenciosa.
Quiero hacerte el amor
en un colchón mullido y suave
o sobre las rocas en una cueva oscura.
Quiero hacerte el amor
por todos los rincones.
Yo quiero hacerte el amor.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Protéjeme.

Respiras en mi cuello
suavemente
se que duermes.
Tus brazos me rodean
con cariño
se que duermes
Y siento tu calor
en mi espalda
se que duermes
Sigue así dormido
abrazame
protejeme de todo
cuidame.

martes, 15 de diciembre de 2009

Soledades

Y yo me siento sola
en medio de la gente
y algunas veces eso es lo que quiero
pero... Cómo duele la soledad
acompañada cuando
se necesita compañía.
Cuando se necesita un abrazo
una palabra de aliento.
Cuando se necesita saber
que eres importante para alguien.
Cuando... Sencillamente
cuando lo necesitas.

Relájate...



viernes, 11 de diciembre de 2009

Acaríciame.

Acaríciame
pasea tu mirada por mi piel
Acaríciame
suavemente, despacio
dibuja mis contornos.
Acaríciame
Ámame lentamente
fabrica corazones
con besos revoltosos
en mi ser.
Acaríciame
No dejes un resquicio
que no conozcas bien
Si... acaríciame.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Yo, Gustavo.


Y luego dicen que no soy amoroso, pero
restrego mi cabeza en su cara
y ronroneo feliz.
Y ella sabe que la amo
y que la necesito.
y si intenta alejarse saco un poco las uñas
y le agarro las manos,
ella entiende y se queda
Y me llena de besos y mimos.
Soy un gato feliz.

Imagino

Imagino mi cabeza reclinada en tu pecho
escuchando el latido de tu corazón
acompasado con el mío.
Imagino
levantar mi cara hacia la tuya
besar tu barbilla tu boca
introducir mi lengua entre tus labios
y dejar que juguetee con la tuya
Imagino
Sentir como te enciendes de pasión
como te excitas.
Imagino
tus manos recorriéndome, acariciándome
Imagino
Tu despertar,
tu desnudes… la mía
tu cuerpo junto mí
adentro mío
Imagino
Una explosión de fuegos artificiales
Y luego mi cabeza reclinada en tu pecho.
Todo eso... Imagino.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Nuestro anillo.


Sembraste en mi corazón
un sentimiento de amor
y en mi dedo pusiste este anillo.
Juramos amarnos
respetarnos y
acompañarnos siempre.
Este anillo que miro
todos los días.
Y que jamás me quito,
no me hace recordar
mi amor por ti,
ya que estas gravado a sangre y fuego
en mi cuerpo, en mi memoria.
Sino tú juramento.
(Por siempre y para siempre).
Te amo.

Orgasmo

Explosión de luces
multicolores.
Tú sobre mi piel

Deseo

Y deseo lucir unas perlas...
una hilera delgada y bien fina
alrededor de mi cuello de nácar
y claro...
tus brazos rondando mi cuerpo,
y tus labios cubriendo mi piel.
Solo eso deseo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La rosa.

Ahí está la rosa
abierta plenamente
exhala su último perfume
y espera
una leve brisa
que esparza sus pétalos.
(Dos Haikus unidos por un instante)

sábado, 5 de diciembre de 2009

Amanece


La rosa se abre
a la mañana.
Tu eres mi mañana.

Y la infancia quedó allá...lejana.


Hombre entero.

Y en esa carta -mensaje- Ella le decía que él era el hombre más maravilloso que había conocido en su vida. Y le daba gracias por haberla hecho feliz y por haberla hecho sentir mujer valiosa. Por haberla hecho desear la felicidad y haberla tocado por lo menos por un tiempo. Le hablaba tan bonito que su esposa sintió envidia. Dolor, rabia y hasta pena.
¿Era el hombre destinatario del mensaje su esposo?. ¿Aquel con el que había vivido más de treinta años? Imposible. El hombre que ella -la esposa- conocía y reconocía como tal no era ni un ápice lo descrito en la carta -mensaje- Era un total desconocido para ella.
Luego de pensarlo y repensarlo llegó a la conclusión que finalmente no la hizo infeliz. Por lo menos era un hombre que había sido hombre total con otra, no con ella. Pero... ya entrados en gastos algo era algo.
No había sido amoroso con ella -la esposa- pero si con la otra, con la amante. Y era importante incluso pensar que por fin, por un tiempo había amado, se había entregado de verdad. Había sido un ser humano normal, mortal, simple. Y había hecho feliz a alguien.
Dolorosamente como dice el refrán: "Luz de la calle, oscuridad de la casa".
Dolía leer ese mensaje y dolía más no haber nunca inspirado en el hombre de su vida, el que había amado por tantos años el amor y la entrega que otra había logrado disfrutar un tiempo. Pero... Así es la vida.
Tristeza, dolor, desencanto sentía la esposa dolida. Pero... Insistía ella muy en su interior y con el dolor llenando de lágrimas sus ojos. Había sido hombre por fin. Un hombre entero.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Por qué vale la pena Vivir.

-Por las sonrisas.
-la tuya principalmente-
-Por el aire fresco de las mañanas.
-Por los abrazos.
-Por los besos de amor.
-Por las manos tendidas.
-Por los hijos.
-Por los amigos.
-Por mis bichitos.
-Por el calor del sol.
-Por los pies en la arena.
-Por caminar sobre el pasto.
-Por amar.
-Por ser amado.
-Por las flores.
-Por el viento en la cara.
-Por la dulzura de tus labios
-Por la sal de tu piel.
-Por el aroma del café en las mañanas.
-Por la tibieza de tu piel.
-Por tus pies que a mi te traen.
-Por la senda del camino.
-Por ti y por mi.
-Por ...

Hoy necesito+

Un poco de viento sur en la cara
algo de rocío marino en la nariz
y, sólo una pizca,
de primavera en los ojos.
Hoy necesito
escuchar el silencio
oler la soledad
dormir una siesta
abrazada a lo distinto...
 
Gilda Valdés Henriquez

Amor

La vida sin amor no vale nada.
Estamos aquí para ser felices
y quién puede ser feliz sin amor?
Así que si no somos amados
y si no amamos.
Perdimos el tiempo nuestro
y le hicimos perder el tiempo a los demás.
Fuimos una mota de polvo
que jamás tocó nada ni a nadie.
Vivimos y desaparecimos
sin dejar huella.

Hoy necesito

Hoy necesito:
Tus abrazos,
Tus besos,
Tus caricias,
Tus miradas tiernas,
Tus manos tomadas de las mías.
Hoy necesito:
Saberme amada,
Deseada,
Valorada.

Hoy necesito;
tus manos acariciando
mi cabello.
Tus brazos
alrededor de mi cintura
tus ojos
en los míos.
Hoy necesito
de ti
como nunca antes
y como siempre

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ausencia

Y quiero que te hagas el amor
pensándome
imaginándome
idealizándome
sintiéndome
palpándome
olfateándome
necesitándome
ansiándome
deseándome.
Y necesito que al no estar
me necesites
me desees
me añores
me extrañes.
Y quiero estar ahí
cuando no esté.
calmando tus ansias
tus deseos
siendo tuya.

lunes, 30 de noviembre de 2009

En ti

Estoy ahí a tu lado
sin que tu lo sospeches
yo te abrazo en silencio
y te beso despacio
acaricio tu frente
tu cabello.
Y camino a tu lado
tomada de tu mano.
Me meto entre tus sábanas,
me acurruco
acaricio tu cuello
y beso suavemente tu espalda
mis manos te recorren
te llevo a mis dominios
te poseo
suspiras en mi pecho
aspiras mi olor.
te siento respirar
ahogar gemidos.
Tus manos afanosas
me buscan a tu lado
pero yo estoy en ti
adentro tuyo.
Despiertas suavemente
sintiendo mi perfume,
sabiéndome cercana
y como siempre tuya.

Me ofrezco.

Ofrézcome de amada.
Seré Helena de Troya
O Dulcinea del Toboso
Ofrézcome de inspiradora de poemas
De amor y de erotismo
Ofrézcome de visitante nocturna,
Virgen en altar florido
Seré inalcanzable si así tú lo deseas
Crea poemas para mí
abrazado a tu almohada
suéñame lentamente
inspírate en mi olor, en mi cabello
crea oscuros escritos para mi piel blanca
y poemas sencillos para mis suaves mejillas.
Inspírate en mi nombre, en mi apellido
en el color de mis ojos, mi cabello.
Inspírate en mi aliento
suspira por mi amor, cree en el mío.
Me ofrezco de adorada

domingo, 29 de noviembre de 2009

Cotidiano


El pan nuestro de cada día dádnoslo hoy Dios, Padre misericordioso. A mí, que desde aquí observo. Y al señor que en su auto y con el ceño fruncido; conduce. A la señorita casi niña que llora y habla con un joven casi niño también mientras se toca el vientre y él, asustado la acaricia y abraza. A la mujer que sonríe y piensa quizá en amores. A la pareja que allá, en ese túnel húmedo del río elaboran un árbol y un pesebre para ese niño que sobre las tablas gatea y feliz juega.

jueves, 26 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Niña Mujer

Fue nada más verla para comprender que estaría irremediablemente enamorado de esta bella mujer hasta el final de sus días.
Intentó acercarse a ella por todos los medios posibles pero un cuidado excesivo por parte de sus padres, amigos y familiares se lo impedía. Desde lejos ella le sonreía con un poco de picardía en los labios y la mirada.
Pasó el tiempo y un día, después de haberla seguido un poco se le acercó en misa, la miró a la cara y tomándole una mano tibia y suave se presentó. “Gonzalo Londoño a su servicio señorita” Ella con la sonrisa de siempre en la cara, la mirada un poco perdida en la distancia, pero sin atinar a decir nada retiro la mano y la depositó suavemente en las de su madre que al otro lado de la silla se encontraba.
Pidió permiso para visitarla y ahí se enteró de la noticia que en nada cambiaría su deseo de conocerla, hacerla su novia primero y esposa después. Ella padecía de un retraso mental acompañado de ataques de epilepsia, los cuales no habían podido ser controlados por los médicos con ningún medicamento existente.
Aún así pidió permiso para visitarla, comprometiéndose a pensar en lo que pretendía hacer.
Los días que viajaba por una de las carreteras en las que trabajaba ya que era conductor de tractomula lo pensaba y lo siguió pensando las noches y los días siguientes y también mientras regresaba a la ciudad en la que vivía Rosa María y al llegar aún lo pensó un poco más antes de acercarse a su casa para visitarla.
Pero Gonzalo no tuvo otra opción; el amor lo había tocado tan profundamente que entendía que su vida sin esa niña mujer no tenía sentido.
Habló con sus padres y la pidió en matrimonio. Le fue negado el consentimiento primero con rabia y al cabo del tiempo tratando de disuadirlo por los múltiples problemas que ella tenía y que suponían además sus padres le ocasionaría.
No hubo poder humano que lo convenciera de lo mala que para todo el mundo era esta decisión; así que le permitieron ser su novio con el convencimiento que con el paso del tiempo el mismo cambiaría de parecer. Empezó a visitarla y en lugar de flores llevaba muñecas de diferentes formas, tamaños, colores y materiales, vajillas de colores y animales de peluche.
Ella fue adaptándose a él, encariñándose de aquel señor que con mucha frecuencia llegaba con regalos y golosinas y que jugaba con ella en las largas horas en que la visitaba.
Al cabo de un tiempo logró vencer la resistencia paterna y los convenció de su amor por ella y de que la decisión tomada por él era real.
La amaba tanto que estaba dispuesto a cuidarla por siempre, a amar a la niña que vivía en aquel cuerpo de mujer. La mujer que amaba.
La ceremonia fue para ella de juegos y regocijo, para la madre de ella de angustia total y para la familia como una cosa de locos.
Finalmente en la noche de bodas el amor por ella era tal que la fue llevando amorosamente a sus brazos y el matrimonio se consumó.
Por lógicas razones no debían tener hijos y él se encargaba de cuidarla y de evitar que por cualquier motivo algo como eso sucediera. Además para qué podría él desear hijos si en ella tenía el compendio de todo.
Cuando salía de viaje se cuidaba de dejar siempre a alguien acompañándola en la casa, normalmente la madre o alguna de las hermanas; y sino eran ellas el posponía sus viajes o contrataba alguien que la cuidara.
Vivieron años de felicidad total, ella incluso estaba mejor cada día y los ataques epilépticos se espaciaban, tanto que solo le quedaba la dulzura que caracteriza a las personas con retraso mental.
Quién podría imaginar que la tristeza y el dolor se escondían en una curva del camino. El, apurado por llegar a los brazos de su amada se distrajo un momento y fue fatal el golpe que recibió al momento de rodar por la montaña.
Nadie podía creerlo. Siempre supusieron que ella moriría primero y luego él la seguiría pero fue al contrario.
El exhaló su último suspiro con el nombre de Rosa María en sus labios; mientras ella en su casa aun lo espera, jugando con las muñecas que él en cada viaje le traía.

Una pregunta.


Si una rosa siempre es una rosa.
Por qué tu amor no puede ser siempre mi amor?
(Imagen tomada de google)

Amaneciendo.

Amanece.
Como todos los días
pero yo soy otra
y amanezco distinta
distante
cortante
Solitaria
Gris.
Mañana
seguramente será otro día
y amanecerá como siempre
pero yo seré otra
y aún no sé
cómo amaneceré.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Amor mío

Son apenas las dos de la madrugada, me han despertado un hondo vacío en mi alma y un deseo inmenso de escribirte...
A mí alrededor solo siento un trémulo silencio alimentado por la vaga y fría noche...
Te he soñado, te he soñado de nuevo, mis ojos se nublan de agotadas lágrimas y mi corazón se desborda de una amarga tristeza.
Los rayos de la luna se filtran entre la ventana, reposan en mi pálido rostro y en este lívido papel ya mojado por el vinagre de la soledad.
Entonces... voy desnudando mi mente trayendo borrosos recuerdos de tu amor y el mío en un sueño flagrante de inocencia que la insípida realidad me roba al no dejarme fantasear infinitamente, momentos aun no marchitos de amor puro, fresco y bendecido que desea y que nunca va a alcanzar mi espíritu.
Un deseo infatigable de estar a tu lado me va abrazando llena de pena mi alma y hace inextinguible mi llanto, que en vano derramo intentando con este pagar la pena que Dios me impuso al no dejarme tenerte, te necesito a mi lado, mi alma amante, gitana y poeta clama por tus besos y abrazos, pero ahora me conformo con tus suspiros, suspiros que no son a causa mía, pero que aun así el viento me trae, para acallar la pena que siento.
Con un instante bastaría para sentir el éxtasis supremo de estrecharte en mis brazos y besar tus labios, labios que ni la más fina seda superaría jamás.
Y al recordar aquella noche, la ultima noche en que te vi... tiembla lo profundo de mi ser, pues esa noche estaba lleno de esperanza y hoy... ya no, el dolor la ha remplazado y me siento bajar a lo profundo de los infiernos... inútilmente... pues Tú amada mía habitas lo mas alto de los cielos y manejas desde allí cual diestro titiritero.... mi alma.
Ricardo Gabelo Lara.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Ha muerto.

Matamos el amor,
lo asesinamos.
Lo herimos de muerte;
sin piedad.
con palabras
más crueles,
más duras,
más mortales.
Que un arma:
Un cuchillo.
un revolver,
una flecha mortal.
Ha muerto
lo matamos

viernes, 20 de noviembre de 2009

Les cuento...

Les cuento:

Ayer elaboramos Laura y yo el pesebre.

Hay unas ovejas que tienen mas de 60 años que recibí en herencia del pesebre familiar.

El pesebre es pequeño e incluso las ovejitas son muy grandes para él; pero eso no importa. Son herencia y las quiero mucho.

Ahora en la tarde fui a encender las luces del pesebrito y que creen que encontré?
Un gato!!!!!!

Capullo en flor

El capullo que se abre
al rocío de la mañana
espera tembloroso
que el sol lo tome entre sus brazos;
 con el primer beso,
se abrirá fragante.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Solo tu piel

Solo tu piel
logra cubrir mi cuerpo
como yo mas ansío.
tiene la medida exacta
el color delicado
el aroma impactante
la textura ideal
Solo tu piel
llena mis expectativas
intimas, profundas
sensuales, personales.
Solo tu piel.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Navidad en Medellín 2009




Recibidas por correo electrónico

Fuiste mío.

Fuiste mío lo se.
Aun conservo tu mirada larga,
tu sonrisa traviesa,
tu cabello ensortijado,
el calor de tus manos
en las mías.
También y más importante
la calidez de tus besos.
Pero también conservo
en el mismo baúl de los recuerdos
un corazón roto por la despedida.
Fuiste mío lo se.

martes, 17 de noviembre de 2009

Eres tan bella...

Eres tan bella
Decías;
Y besabas con ternura infinita
mis cejas, mis parpados
la punta de mi nariz
y la comisura de mis labios.
Eres tan bella
y tomabas mis manos
y besabas despacio
uno a uno la punta mis dedos
la palma de mis manos.
Eres tan bella
y mirabas mi cara
y con tus manos recorrías
lentamente mis mejillas
el lóbulo de las orejas
y atrayéndome y metiéndome en tus brazos
me llenabas de besos.
Eres tan bella...

lunes, 16 de noviembre de 2009

Patricia.



Hace un tiempo al nacer
fui un lindo amanecer;
Colorido, florido y oloroso
a flores y perfumes.
Lleno de alas de mariposa
y mantos de hadas volátiles,
coquetas y hermosas.
Un poco después me llene de sol
de pasto verde, de montañas
y fui un día glorioso.
Crecí, amé, me reproduje.
Fui feliz, viví mucho.
Hoy estoy convirtiéndome
en un hermoso atardecer;
lleno de arreboles, de colores
de vientos suaves y acariciadores.
Y en un tiempo más seré
noche cerrada.
Llena de estrellas y satélites
flotantes y danzantes.
De lunas llenas y menguantes.
Después de eso...
Hmmm, sólo preguntas hay.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Enamorada del amor.

Enamorada del amor.
El amor no engaña,
No daña, no lástima.
El amor es infalible,
e indestructible.
Los seres humanos
podemos dañar,
El amor como amor,
por amor, jamás nos hará llorar.
Hay que enamorarse del amor
para vivir por siempre la ilusión
de amar y ser amado
en futuro, en presente,
 en pasado.
Y aquí estoy yo ahora.
Eterna enamorada.

Pajarillo

Dejemos volar al pajarillo
dejémoslo partir por la ventana abierta
dejemos que vea el mundo con ojos asombrados
dejemos que disfrute otros vientos
más suaves o quizá mas violentos
dejémoslo elegir
si desea seguir por más caminos
o prefiere quedarse aquí
conmigo...

Lo que ví hoy


Hoy mi hijo me sorprendió con ese mensajito pegado en el computador, son los dibujos que con esas manos le enseñé a hacer cuando era un bebé. Jajaja.
Hoy gracias a Dios sus manos superan esos monigoticos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Tu voz

Dulzura
Orgásmica
mi amor...

¿Fue un sueño?

Sentí el peso de su mirada en mi cuello. No sabía si voltear a mirar o sencillamente hacer como que no pasaba nada, que no sentía nada.
Fue imposible. Volví la cara y ahí estaba Él, casi rozándome la espalda y con una sonrisa triunfal en el rostro. Luego se dio la vuelta y se alejo con ese caminar felino que lo caracterizaba.
Me volvía loca su mirada, donde quiera que iba la sentía; era como un imán que me atraía para luego sonriente retirarse.
Para él era como el juego del gato y el ratón, el lanzaba un zarpazo y me agarraba y luego me dejaba de lado y se iba feliz sintiéndose triunfante, ganador.
Cada día se fue haciendo mas intenso el juego de te busco, te encuentro y luego huyo. Cada vez aparecía en más lugares insospechados, insólitos y para mi era también cada vez más difícil dejar de verlo a los ojos y verlo de nuevo partir feliz, sonriente.
Jamás logré saber como era su voz, nunca lo oí hablar siquiera, menos saludarme, llamarme por mi nombre o decirme un hola. Sin embargo, si recuerdo su mirada y la sensación que dejaba en mi pecho de angustia y soledad cada que se alejaba.
Alguna vez al percibirlo tan cerca me decidí hablarle, preguntarle que era lo que de mí él quería y al tomar por fin, después de tanto tiempo esa decisión y al acercármele abrí los ojos y desperté del sueño.
Hasta hoy lo recuerdo, veo sus ojos y siento su sonrisa; pero ya no lo sueño. El día que tomé la decisión de hablarle el hechizo se rompió de pronto y desapareció de mi vida para siempre.
Me habría gustado hablarle, saber su nombre, conocer sus amigos, su familia y muy seguramente vivir en su sueño.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hoy.

Gracioso, muy gracioso. Mi esposo está de viaje y como el carro debe ir a revisión le pidió el favor a su amigo y compañero de trabajo que lo lleve al taller. Él vino hoy en su carro que es igual al nuestro pero de otro color.
Paró frente a mi casa, lo saludé como siempre con beso en la mejilla, abrí la puerta, sacó el carro nuestro, parqueó el suyo y partió diciéndome adiós con la mano.
Preciso en ese momento pasaban frente a la casa unos muchachos que se encargaron de los escombros en la remodelación; las caras de picardía y sonrisas burlonas eran un gusto de ver y ni que decir de la viejita de enfrente que con cara de susto y  asombro miraba toda la operación.

martes, 10 de noviembre de 2009

Ana, doña Ana.

Ana, doña Ana era una mujer oscura. Triste, gris... jamás la vi sonreír en la vida. Vivía al lado de mi casa y le molestaba todo. El ruido de los niños jugando en la calle, las conversaciones de los adultos, el paso de los carros y hasta los ladridos de los perros o el caminar felino de los gatos en el tejado.
Tuvo un hijo pero nunca se supo quien era el padre ni cómo fue engendrado el muchacho. No hubo un hombre conocido que se acercara a su casa, o que le hablara siquiera; de tal modo que siempre se creyó y se tuvo como cierto que era hijo del diablo. Por algo todos pensaban que Ana, doña Ana era una bruja.
Malencarada, siempre malhumorada; llegó al extremo de ponerle corriente eléctrica al bajante de aguas lluvias del techo de su casa, lo que hizo las delicias de la muchachería que se divertía jugando allí y pasándole corriente a los amigos. Fue peor el remedio que la enfermedad. El dichoso bajante no duró una semana instalado, ya que con los juegos los muchachos se encargaron de arrancarlo de cuajo de la pared y del techo mismo.
A la casa de Ana, doña Ana llegaban señoras "elegantes" a que ella les leyera el tabaco, el huevo, el cigarrillo, el "cuncho" del café, las cartas, el iris de los ojos y demás. Ana, doña Ana vivía de esos trabajitos ni tan esporádicos ya que la credulidad de la gente es increíble.
Un día cualquiera se escucharon gritos de terror, Ana, doña Ana chillaba en su cuarto, en su casa y oraba, pedía ayuda a todos los santos disponibles, a la virgen santísima y al niño también. De nada valieron los rezos y las suplicas de la gimiente mujer. Nadie logró entrar a su casa para rescatarla o ver sencillamente que era lo que le pasaba. Nadie tuvo el valor suficiente de intentarlo siquiera. Ese mismo día ella desapareció.
Al cabo de unos días su hijo ya mayor y casado, llevó a su mujer a vivir a aquella casa. Un cura fue llamado e intentó entrar a bendecirla, pero no logró poner siquiera un pie en el escalón de la entrada. Un viento fuerte y pestilente lo alejaba de allí, o un calor intenso amenazaba con quemarle las manos, la cara y hasta la sotana.
Han pasado los años, hoy por hoy la casa está en ruinas, el hijo dado al alcohol y su mujer loca perdida. Dice a quien la quiere oír que Ana, doña Ana se pasea o corre por la casa como alma en pena y que grita y pide socorro y que atrás de ella un hombre bien parecido, alto, con mirada de fuego y aliento candente, la sigue, la persigue.
Desde fuera realmente no se escucha nada pero aún hoy nadie se atreve a entrar a la casa de Ana, doña Ana.

Palenque México




Fotografías de José A. Burgos

Una dulce receta

Galleta azucarada con forma de corazón.
Pastel de chocolate melcochudo y dulzón.
Hojaldre y miel de arce, mantequilla y limón.
Milhojas, mermelada y pie de melón.
Esa soy yo.
Destilando tu amor.

El mar-océano

Eres un profundo e infinito mar-océano
aquel en el que quiero naufragar
perderme en ti, en tus profundidades
Conocer tus secretos marinos
Mecerme en tus aguas tibias y flotar.
Que tus algas recorran mi piel,
Me acaricien despacio y me hagan soñar.
Y estar ahí yo, cuando haya tormenta
Y naufragar en ti, en tu pasión violenta
Y por fin encontrar el tesoro.
tu amor escondido, mío solo mío.
(Egoístamente mío)

Estrella

Y fui como una estrella
lejana inalcanzable.
Tus miedos te impidieron
Llegar y a mi y tocarme.
No sé si fue mi culpa.
O fue culpa de los dos.
No estaba tan lejana,
Como lo estoy hoy.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Dolores

Parada allí en el terminal de transportes no sabía que camino tomar. Había llegado a ese lugar porque así lo quiso el destino, pero igual habría podido ser a cualquier otro sitio de este país tan bello y tan sufrido.
Pensaba allí en lo que acababa de dejar atrás, su hogar, su casa, su padre, su madre, sus hermanos. Incluso la vaca aquella que le regalaron para su cumpleaños número quince. Tan cercano en el tiempo pero tan lejano en la memoria.
Recordó con lágrimas en los ojos el día que salió a lavar la ropa en la quebrada, y aquel par de hombres la tomaron por la fuerza, e hicieron con ella cosas que prefería olvidar.
Pensó en aquel pececito que nadaba en su vientre y por el que decidió escapar. Sabía que sería repudiada por todos y el hazme reír de sus amigos y familiares. Jamás les contó del ataque del que fue víctima y menos podría contar ahora que esperaba un hijo de aquel acto de barbarie y crueldad.
Por más que deseaba olvidar aquel momento no podía odiar a ese ser que llevaba dentro, lo amó desde siempre. Fue como una luz que iluminaría su vida.
No tuvo otra opción, tomó unos pesos y en la carretera paró un bus cualquiera que la conduciría a cualquier sitio, pero lejos, muy lejos de todo, de todos.
Ahora se encontraba allí parada en un terminal de transportes, con una bolsa en la que había guardado dos mudas de ropa, un par de zapatos, unos pesos y muchas lágrimas.
Se sentó en un rincón sin saber que hacer; tenía hambre y frío, mucho frío. Una señora la observaba desde uno de los negocios de comidas y bebidas, después de un rato se le acercó con una taza de café caliente y dulce. Se lo brindó y le preguntó qué le pasaba. Ella, que nunca había hablado con un extraño no supo que decir, que hacer, lloró amargamente por un buen rato, la señora apiadada esperó su respuesta y al saber que estaba escapada de su casa le brindó cobijo en la suya mientras tomaba una decisión.
Llegó a una casa grande en un barrio de clase media, tan hermosa como no había visto una jamás, fue instalada en un cuarto cerca al patio y la cocina; con baño privado y se sintió una reina.
Pronto empezó a limpiar la casa para pagar el alojamiento y la comida, también a lavar la ropa, planchar, cocinar y demás. Se convirtió en una esclava sin paga siquiera. Maltratada de palabra y obra, mientras le decían que comía de más y por eso se engordaba tanto.
Una noche sintió unos dolores espantosos, lloró, gritó hasta que los dueños de la casa, “los buenos samaritanos” la escucharon y atendieron, la llevaron un hospital de caridad y allí la dejaron. Tuvo un hermoso niño, la luz de sus ojos. Un regalo enviado por Dios para acompañarla en la oscuridad de la vida triste y amarga.
Sus patrones regresaron al cabo de unos días, seguro no encontraron otra empleada que trabajara por tan poco, por casi nada, la llevaron de regreso a la casa y la maltrataron aun más. Ahora debía trabajar el doble pues tenía que pagar la comida de una boca más; la de su hijo.
Los días fueron pasando, las semanas y los meses y el bebé crecía feliz y sonreía, ella con eso tenía para sentirse bien y contenta.
El era su rayo de luna, su pedacito de cielo. Lo único valioso por lo que valía la pena vivir, trabajar y hasta sufrir.
El bebe gateaba por la casa cuando los patrones no estaban, pues no les gustaba verlo por ahí “ensuciándolo todo”. Un día se encontró un frasco bonito con unos colores bellos que lo alegraron mucho, así que lo llevó al cuarto al lado de la cocina, el sitio que compartía con su madre, lo destapó y olía rico, así que tomó un poco, al sentir el sabor lo arrojo lejos rompiendo el frasco y derramando por consiguiente todo el perfume. Su madre amorosamente lo reprendió y lo confinó al cuarto de servicio. La dueña se molestó muchísimo e hizo que le pagaran su loción.
Poco tiempo después el niño recibió de regalo unas canicas, heredadas de uno de los hijos de la dueña de casa. Coloridas y brillantes; rojas, verdes, azules, amarillas. Tan bellas que hicieron sus delicias. Se divertía arrojándolas y viéndolas resbalar por todos lados. El sonido al caer y chocar por el piso lo hacía reír.
La madre ocupada como siempre en miles de deberes lo dejó en el cuarto jugando con ellas, al cabo de un buen rato regresó y lo encontró dormido en el piso. Lo recogió amorosamente y lo depositó en la cama arropándolo con todo su amor y llenándolo de besos. En ese momento se percató que una de las canicas salió de sus labios morados y vio con horror que no respiraba.
Lloró y gritó de nuevo, como cuando llegó al mundo su rayo de luz. Antes por dolor físico hoy por uno más intenso aún, más desgarrador. El dolor de la pérdida.
Lo acunó en sus brazos con el amor de siempre y supo que ya no tenía ningún motivo para vivir. Entendió que la vida es un camino de espinas y que al final ya no había nada bueno para ella.
No podía ni quería regresar a su hogar, ¿Además, cómo podría hacerlo? No tenía dinero, no sabía en que sitio se encontraba ya que desde que llegó a allí solo había estado en el hospital y en esa casa prisión con trabajos forzados.
Buscó entre las herramientas del patrón y encontró lo que buscaba. Un lazo fuerte que seguro resistiría su peso y el de su tesoro.
En el patio de la casa había un sauce llorón enorme y atando con cuidado el lazo a una de sus ramas lo amarro también a su cuello, en su pecho atado con una sábana contra su corazón estaba su tesoro, su único y verdadero amor.
La noche era oscura, sus patrones estaban en una de las tantas fiestas a las que acudían. Mientras ella con su niño se mecían en la noche.

Aquellas cosas que no me gustan

 Aquellas cosas que no me gustan Aquellas cosas que no me gustan, sencillamente porque soy cansona. Trato de odiar poco, así que esa palabra...