Alto, delgado pero atlético, abdomen plano. Cabello negro, abundante, ojos que brillan como el carbón encendido y de todo mi gusto para ser exacta.
Luego de cruces de miradas en el salón se acercó con ese majestuoso
caminar felino y con una amplia sonrisa en el rostro que dejaba ver esos fantásticos
dientes blancos.
Hablamos trivialidades. ¿Cómo te llamas? ¿A qué te dedicas?
¿Casada o soltera? etc.
Nueva cita mañana y así por un par días más.
Su físico era lo que realmente me atraía. Notaba su falta de
lectura e incluso lo sentía muy simple para mi gusto... pero estaba decidida a comportarme
como creía que lo hacían los hombres en una situación como esa. Había
tomado la decisión aun antes de conocerlo de ir con él a la cama. Él u
otro tan atractivo como este magnífico ejemplar masculino.
Ya en el cuarto de hotel y casi loca
de pasión; empezamos a quitarnos las prendas una a una. Sus zapatos, los
míos. Su corbata elegante, mi mascada de raso, su
chaqueta de gran calidad, mi vestido ceñido, su camisa de seda y con suma sorpresa
voy encontrando lo que él en realidad era... Paja. Pura paja.