jueves, 26 de marzo de 2015

Antes muertas que sencillas





Estoy en el centro médico esperando una cita y lógicamente me aburro.  Busco una revista y no la encuentro.  Frente a mis ojos, hay una pantalla de televisión que indica el orden en que vamos llegando y además informa la hora.  Y esa hora se desliza len-ta-men-te. 
Así que empiezo a mirar a los lados.  Veo hombres y mujeres.  A pesar de que atienden niños también; estos brillan por su ausencia.  Sonrío al pensar que todos están sanitos y que estudian o se quedan en sus casas al calor de su familia.
Así que vuelvo a ver y me fijo en los rostros de los hombres.  Se notan o bien cansados o enfermos o ambas cosas.  Contrario de lo que sucede con las damas.  Elegantes todas; maquilladas y con sus lindos vestidos y zapatos de tacón.  No parecen enfermas la verdad.  Eso me lleva a pensar que nosotras nos podemos estar muriendo de dolor, de preocupación o de cansancio, pero de todas formas nos arreglamos para salir y lucimos además en nuestros rostros una sonrisa tenue pero constante jajajajaja.
Antes muertas que sencillas fue lo que se me ocurrió pensar.  Y me alegre por ello.
Patricia Lara P.

Corazón de Melón





Las abuelas tenemos un corazón especial para los nietos.  Estos pueden ser humanos o no serlo.  De todas formas ellos igual se aman con locura total.  Hoy hablando con mi nieto “gato”  Bástian, se lo explicaba.  Él quiso saber que nombre tiene ese corazón que tanto lo ama, y se lo dije... es un corazón de melón... suave por dentro, dulce y muy delicado.  Aun cuando por fuera no lo es tanto.  Eso pasa para protegerlo de golpes.
¡Qué le vamos a hacer! Le dije; las personas tenemos diferentes corazones dependiendo del cariño que podemos;  debemos, queremos  dispensar.
El corazón para los nietos en todo caso sí es un corazón de melón. 
Igual aquí me quedo pensando que nombre deberían tener los otros corazones.  Si me entero se los cuento.

Patricia Lara P.

lunes, 23 de marzo de 2015

Por hacer bonito hizo feo





No entendía porqué si eran buenas las intenciones las cosas no eran apreciadas.  Claro que también conocía el viejo refrán que rezaba "De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno".  Las personas generalmente mienten, con las cosas que por algún motivo le obsequian pero que efectivamente no le gustan.  Normalmente es como una condición implícita en esa situación  del dar y del recibir.  
Alguna vez conocedora del deseo del homenajeado de tener pañuelos marcados;  ella compró media docena y se dio a la tarea de bordarlos  ella misma, pues comprarlos de esa forma era costoso y en ese momento no disponía de los recursos.  La crítica fue instantánea; demasiado grandes las iniciales y el color elegido para ellas no era el más bonito, con todo y que era el azul favorito y... Bueno ni para qué decir más.  El agua fría cayó sobre ella y se sintió además de mal, por no haber acertado con el regalo; deprimida por el desplante del obsequio mal recibido ya que había sido  hecho con tanto trabajo y esfuerzo.  Ya que las clases de bordado fueron pocas y hacía muchos años además que ni siquiera intentaba hacer algo así.  Hmmmmmm...
Ahora tampoco había logrado dar en el clavo, pequeña la camisa, el bolsillo muy chico con todo y que era igual al de las demás camisas que tenía pues al parecer es estándar la medida en general sin importar la marca o el precio.
Ella pensaba que si compraba el obsequio para que sus hijos se lo dieran era bien recibido, pero si venía de ella, tenía más de un defecto y por lo tanto en lugar de sentir bonito sentía bien feo. Son detalles que dañan días completos pues la incomodidad dura y dura y dura y el temor de volver a meter la pata no dejarán tener, lo que para uno sería un bonito detalle.
Pero según veía era mejor ir derecho al infierno por poco detallista y mala persona que por querer hacer bonito y no lograrlo ni lo más mínimo.

Patricia Lara P.

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...