Estoy en el centro médico esperando una cita y lógicamente me aburro. Busco una revista y no la encuentro. Frente a mis ojos, hay una pantalla de televisión que indica el orden en que vamos llegando y además informa la hora. Y esa hora se desliza len-ta-men-te.
Así que empiezo a mirar a los lados. Veo hombres y mujeres.
A pesar de que atienden niños también; estos brillan por su ausencia. Sonrío
al pensar que todos están sanitos y que estudian o se quedan en sus casas al
calor de su familia.
Así que vuelvo a ver y me fijo en los rostros de los hombres. Se
notan o bien cansados o enfermos o ambas cosas. Contrario de lo que
sucede con las damas. Elegantes todas; maquilladas y con sus lindos
vestidos y zapatos de tacón. No parecen enfermas la verdad. Eso me
lleva a pensar que nosotras nos podemos estar muriendo de dolor, de
preocupación o de cansancio, pero de todas formas nos arreglamos para salir y
lucimos además en nuestros rostros una sonrisa tenue pero constante jajajajaja.
Antes
muertas que sencillas fue lo que se me ocurrió pensar. Y me alegre por
ello.
Patricia Lara P.