sábado, 31 de mayo de 2014

La visita





Un día se metió en tantos líos con sus vecinos, debido a las historias que de ellos contaba;  que decidió mudarse y tomar distancia.  Llegar a un sitio nuevo, nuevecito.  Un lugar que apenas se estuviera construyendo y asentarse allí.  Hablar lo mínimo pero siendo muy amable para no resultar descortés y  sin meterse en la casa y menos en la cocina de nadie.
Aprendió por la mala que todo lo que se cuente tiene un sesgo muy personal, y que cada quien ve el partido desde su propio sitio.  Y eso hacía por supuesto que cada historia tuviera diferentes versiones incluso de personas que estuvieron en el lugar y la vivieron, pero eso no era todo.  Los que la habían oído por supuesto la contaban diferente y ni que decir de los que la habían escuchado contada por el amigo de un amigo de otro amigo.
Sus intenciones con la mudanza eran buenas, pero el vicio de los años de escuchar tras las paredes, de leer entre líneas, de pararse al lado mismo del confesionario y de oírlo todo no  podía ser borrar de tajo  y mucho menos solo con las buenas intenciones.  Y ni hablar entonces de contarlo luego a todo aquel que quisiera escucharlo.  Mientras miraba a los lados y usaba un tono a media voz.
Llegó al barrio nuevecito, que aún olía  a cal y a pintura fresca.  Los rostros jóvenes y tersos casi todos la llenaron de emoción y solo al verlos empezó a hacer conjeturas, a unir a esta con aquel y a meter en la cama de la pareja al vecino soltero o a la vecina curvilínea.
Su mente se pobló de imágenes inexistentes.  Al mismo tiempo que creo personajes que aún no habían llegado al barrio y a los que hizo vivir en su propia casa.  Su vivienda entonces tomó vida.  La música vibraba con locura, las risas se escuchaban a dos cuadras y la charla alocada no paraba.
La gente empezó a quejarse de los vecinos de la casa blanca a mitad de la cuadra.  Los policías llegaron y al entrar no lograban entender bien el cuadro grotesco que encontraron.
Una mujer vestida toda de negro, con los labios muy  rojos y dos trazos color rubí  en las mejillas hablaba y cantaba al mismo tiempo.  De una silla en la que se encontraba sentada tomando el té, saltaba a otra en la que estaba degustando un whiskey en las rocas y luego, volaba a la cocina donde preparaba chocolate caliente para sus sobrinos.
La cháchara era incesante y el ruido ensordecedor.  Pero ella feliz ni lo notaba.
Patricia Lara P.

viernes, 30 de mayo de 2014

Lo que oí hoy





Escuchado en una película que pasan ahora: “Nuestro amor"
Es que tener sexo significa sí, yo te amo.  Pero un beso es algo más profundo; un beso dice.  Si, tú me gustas.
Curiosa forma de entender acciones y sentimientos.
Patricia Lara P.

martes, 27 de mayo de 2014

Nada




No es que no quisiera hacerlo.  Era que no podía literalmente;  hacerlo.  Las ideas se habían alejado o congelado en la mente e hilvanar una historia concreta se le hacía difícil por no decir imposible.
A veces llegaba algo, revoloteaba, aleteaba y luego como el humo se volatizaba.  Intentaba asirlas, atarlas con hilos, marcarlas con piedrecillas de colores, hacerlas más concretas.  Pero le eran esquivas y volaban.  Se reían de ella, la burlaban.
Esperaba que pronto aquel hastío de las letras y palabras dejara de ser desierto; y selva se tornara.
Pero ahora, por más que lo intentaba, por más que pensaba y repensaba... Nada.
Patricia Lara P.

Aquellas cosas que no me gustan

 Aquellas cosas que no me gustan Aquellas cosas que no me gustan, sencillamente porque soy cansona. Trato de odiar poco, así que esa palabra...