Con los años, las mujeres hemos hecho o
construido tantas cosas con las manos que cuando no tenemos nada entre ellas lo
que hacemos es tomarnos una con la otra, a veces fuertemente. Es como si nos agarráramos a nosotras mismas. No sé si sucede lo mismo con los caballeros. Claro que pensándolo bien; ellos lo que se
agarran son los “huevos” (jajaja).
Patricia Lara P.
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