domingo, 4 de mayo de 2014

Enamorados





Ésta era una avecilla que le cantaba a su amada la mejor de sus tonadas.
 Ésta era la adorada que desde una linda rama lo escuchaba.
 
Ésta era la ramita que muy feliz y dichosa en el jardín floreció una hermosa y blanca rosa.

Ésta era la blanca rosa que se abría presurosa para admirar al amado.

Éste era el amado que suspiraba dichoso y sin temor la  agarró y que su ojal decoró con la primorosa rosa.
 Ésta era la chiquilla que ardorosa lo miraba y que recibió gustosa la rosa blanca y pura que el joven le regaló.
  Y ésta fue la espina impía que un dedito le cortó por el cual se desangró la bella niña enamorada.
 Ésta es la tumba de tierra que ahora la cubre a ella y que se humedece a diario con  lágrimas del galán.

Patricia Lara P.
(Imagenes tomadas de la web)

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