En un prado muy verde y lozano
una vaca pasta agitando el rabo,
mastica y mastica
aplastando entre
sus dientes
una hermosa
plantica.
Nuestra vaca
parpadea
al observar en el
solar
de enfrente a un
hermoso
y masculino agente,
lo mira y lo remira
nuestra vaca ahora
es cautiva
de esos ojos negros
con pestañas largas
y tan seductoras
de ese pecho
cubierto de vello
de esa nariz
respingada y gentil
y de esos labios
que seguramente no saben mentir.
que seguramente no saben mentir.
En un prado muy
verde y lozano
nuestra vaca pasta
agitando el rabo,
ella lentamente se
va dando vuelta
con movimiento grácil
y muy delicado
consigue de pronto
llamar su atención.
Ahora él la mira
sin dilación
agita su cola,
resopla ardoroso
escarba la tierra y
muge celoso.
Como al descuido
nuestra hermosa vaca
gira lentamente y
con discreción
entorna los
párpados y finge que ella
aun no lo ha visto
y discreta se aleja.
Nuestro hermoso
toro
toma impulso, corre
toma impulso, corre
y salta en el aire
llega presuroso hasta
nuestra vaca
sin más preámbulos,
sin preliminares
hacen lo que Dios
nos encomendó.