viernes, 26 de abril de 2013

La vaca y el toro



En un prado muy verde y lozano
una vaca pasta agitando el rabo,
mastica y mastica
aplastando entre sus dientes
una hermosa plantica.
Nuestra vaca parpadea
al observar en el solar
de enfrente a un hermoso
y masculino agente,
lo mira y lo remira
nuestra vaca ahora es cautiva
de esos ojos negros
con pestañas largas y tan seductoras
de ese pecho cubierto de vello
de esa nariz respingada y gentil
y de esos labios
que seguramente no saben mentir.
En un prado muy verde y lozano
nuestra vaca pasta agitando el rabo,
ella lentamente se va dando vuelta
con movimiento grácil y muy delicado
consigue de pronto llamar su atención.
Ahora él la mira sin dilación
agita su cola, resopla ardoroso
escarba la tierra y muge celoso.
Como al descuido nuestra hermosa vaca
gira lentamente y con discreción
entorna los párpados y finge que ella
aun no lo ha visto y discreta se aleja.
Nuestro hermoso toro
toma impulso, corre
y salta en el aire
llega presuroso hasta nuestra vaca
sin más preámbulos, sin preliminares
hacen lo que Dios nos encomendó.

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