martes, 24 de septiembre de 2019

El me quiere

El me quiere

Ella se repetía, quizá por el deseo.  El me quiere, yo sé que me quiere.  A su modo, particular pero me quiere.
Luego se dio a la tarea de pensarlo y repensarlo y miró hacia atrás y vio en sus ojos de siempre el desamor, y en sus acciones la falta de cariño, de respeto.  Y notó con absoluta tristeza su falta de solidaridad. Y se hizo la luz. Y se entristeció mucho.
Su necesidad de amor, de afecto, de consideración era tal. Que enceguecida no vio las señales.
Y se preguntó porqué y no obtuvo respuesta.

Patricia Lara P

Mariposas


Oh por Dios
Enloquecidas todas revoloteaban 
Volaban, se estrellaban entre sí
Querían salir a como diera lugar
Todo querían
Morir en el intento
Sobrevivir no era la opción
Recordaban la última vez
El dolor, las lágrimas, la desesperación
El sabor del veneno tomado
Sobrevivir a pesar de todo
No, huir era la única opción
Huir era la consigna

Patricia Lara P

Me moriré feliz


Me moriré feliz
En una playa dorada,
Mirando el sol
Ocultarse en el mar.
Veré las olas jugar
Y la luna trenzar su larga cabellera.
Los peces susurran
Hermosas melodías.
Y las estrellas todas
Sonrientes
Me abrazaran
Me moriré feliz
En una playa tibia y dorada.

Patricia Lara P

Llueve


Salí a caminar como casi todos los días.  Una pequeñísima llovizna avisaba lluvia.  Previsiva como soy, tomé mi paraguas y con optimismo pensé; "si lo llevo, con seguridad no llueve".
Hice mi recorrido cantando, observando, escuchando, pensando, como todos los días.
Ya como a un par de kilómetros de regreso.  Unas gotas gordas y bonitas me hacen abrirlo.  Sigo caminando y las gotas emocionadas todas, se toman de las manos y se deslizan felices por todas partes.  Yo, optimista como soy, agarro más fuertemente mi paraguas y continúo.  Ahí, justo ahí.  Me doy cuenta que esos elementos no sirven para nada.  Bueno, tampoco así.  La carita no se moja tanto jajajajaja. 
El agua se deslizaba por mi espalda desde el cuello, lavándome completamente.  Hijuemadre.  Al principio trataba de saltar los arroyos de agua que corrían por las aceras, y ya luego a disfrutar carajo.  
¡Qué delicia!  Esa niña chiquita que hay en mí, caminó por los charcos, bailó bajo la lluvia y fue feliz de nuevo.
Yo.

Patricia Lara Pachón

El hombre del auto

El hombre del auto

Todas las mañanas excepto la del domingo lo veo.  Sentado frente al volante de un auto a veces, otra limpiándolo, en otras oportunidades con el capó levantando tal vez haciéndole alguna reparación.
Es curiosa esa actitud.  Al parecer espera a alguien.  
Yo, con mi mente que vuela.  De alguna forma le tengo miedo.
La verdad el físico no le ayuda mucho.  Cabello largo, grasoso, peinado prolijamente y muy ensortijado. Cara vieja, amarillenta, mirada huidisa y siniestra.
El miedo es por lo que de él, creo.
Imagino que lleva al trabajo a una mujer no muy mayor, bonita, atractiva a sus ojos y a los de los demás.  Celoso como es, teme dejarla sola.  No quiere que se escape, así que no le pierde pie ni pisada.
Desde donde el espera ve ambas salidas y él parece un perro viejo que al tener la presa entre los dientes no la suelta.  Si alguien quiere quitársela aprieta más y más.  ¿Y qué creen?  La víctima indefectiblemente siempre es y será ella.
Cuántas mujeres están atrapadas en relaciones similares.  Cuántas no ven la forma de escapar.  Cuántas son esclavas de sus decisiones de antaño.
Ojalá alguien la ayude.  Y este perro viejo se duerma un día para que ella pueda escapar para no volver jamás.

Patricia Lara P

Hablando no se entiende la gente

Hablando no se entiende la gente

Desde que se acabó el poco de cariño que me tenías.  La comunicación se ha vuelto insostenible.
Me hablas y cualquier comentario al respecto está mal.  
Me miras como si estuviera loca, como si lo que dijera fuera un pecado mortal o la estupidez más absurda.
Si no respondo, con el fin de evitar confrontaciones.  Surge la pregunta.  ¿No me volverás a hablar?
No sé qué hacer.  Me desespero mucho.  Estoy agotada y he perdido la esperanza y hasta la fe.
No sé qué hacer.
Desespero tratando de encontrar el camino.  Uno que sea eficiente, que me evite la frustración, la humillación y el dolor.
Espero que algo suceda.  Que por fin, la tranquilidad me cobije, que me cubra.  Que el fin, por  mí tan añorado y necesario, llegue.
Amén

Patricia Lara P

La niña que fui

La niña que fui

Cada vez con más frecuencia pienso en la niña que fui y que aún me habita.  La veo tan sola y dolida, como aún hoy me siento a veces.
La recuerdo callada, pensando siempre.  Tratando de entender lo inentendible.  Aún hoy, en esas vivo.
Yo siento, que si ahora no me entiendo yo misma; como pretendo entender los motivos de los otros.
Igual, a lo mejor ese es mi sino.  A lo mejor es la tarea que traje.  
Vaya uno a saber.

Patricia Lara P

No soy la mujer

No soy la mujer

No soy la mujer que tú recuerdas
Pero ella es parte de mi
He ido haciéndome otra
Cada día
Una con partes de aquella
De la otra, la de la época de criar hijos
La de la universidad
La de los quince
La de las escapadas infructuosas
La de las lágrimas en un rincón
La de los bucles
La que cortó las flores mientras el sol la veía.
No soy la mujer que tú conociste
Soy la de ahora
La que existirá mañana acompañada de una nueva
De otras más.
Mejor, peor
Quién lo sabría
Solo soy la mujer
Que tú mismo ayudaste a construir 
Aún a expensas de las otras
Las que están sin estar
Y son acaso ruinas.

Patricia Lara P

Aquí estoy

Aquí estoy

Todos los días o casi he recibido, un agravio, una humillación, un golpe, una herida.  Que me ha ido transformando en la mujer que soy.
A Dios gracias no se ven las laceraciones, los morados, las cicatrices.
Sería una monstruosidad andante.
Pero aquí estoy
Poniéndole la cara al sol y una sonrisa a la gente.
Bella siempre, a pesar de la vida, el ambiente y la gente.

Patricia Lara P

Escupitajos

Escupitajos

Hoy mientras me ejercitaba, ví a un individuo escupir mientras caminaba.  Hizo un gesto extraño y siguió al mismo paso como si nada.  Yo me quedé admirada.  ¡Cómo es que ese escupitajo no le fue a parar en la camisa o por lo menos en los zapatos!
No saben cómo me da asco  la gente que escupe en la calle.  Ni hablar de los jugadores de fútbol que al parecer esperan a tener la cámara siguiéndolos para hacerlo.
Gas.

Patricia Lara P

Lástima


Y lo observa con lástima
Y sabe que le desea lo peor
Imagina todos los dolores del mundo atosigándolo
Sabiendo que los merece todos
Uno tras otro
Hasta el fin de los siglos 
Amén

Patricia Lara P

Dolor de niño


Se desplaza como en cámara lenta, en realidad camina pero parece que flota.  Se siente tan humillada que no puede creer que se merezca algo como eso.  La vida la pone frente a las cuerdas con alguna frecuencia.  Cree que debe aprender algo.  Intenta comprenderse, comprender pero el dolor la ahoga, la oprime.
Su vida a sido eso.  Desamor tras desamor.  Cada tanto observa la niña que fue y que le duele tanto.  La niña vuelta un ovillo, que llora mientras se chupa un dedo y se hace un bucle en el cabello.  Hoy por hoy ella tiene las lágrimas secas, pero cada tanto es su niña interior la que llora.
Duele, el dolor es inmenso.  Porqué, qué puede haber más doloroso que el dolor de otro, sobre todo si el otro es uno mismo siendo un niño.
Infinito dolor y hasta lástima, siente por aquel que lo causa.  Pero todo tiene su justa medida y hasta la más mínima mota de polvo tiene su finalidad.

Patricia Lara P

Un día

Un día

Y sé que un día, no muy lejano; lo vas a ver muy claro.  Te vas a dar por fin cuenta, que no merecía yo ofensas como esas.
Y sé que por fin ese día vas a desear haberte comportado conmigo mejor.
Y ya va a ser tarde.  Pues ese día ya no estaré dispuesta a escuchar, a tratar de entender, ya no querré ni oirte.

Patricia Lara P

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...