domingo, 6 de septiembre de 2020

El ángel (III)


Nuestro ángel de la guarda siguió feliz por la vida.  Cuidando a sus amigos, viéndolos enamorarse, casarse, tener hijos.  Él desde las alturas lo observaba todo con suma placidez.

De pronto un día se sintió impelido a buscar el sitio más alto de la cuidad y allí empezó a llevar tejidos cálidos y coloridos.  Se recostaba un rato y notaba que aquí y allá faltaban cosas.  Paja, prendas de vestir suaves y calentitas y además cosas hermosas y brillantes.  Se cuidó sobre todo de que nada de lo que allí depositaba fuera cortante o pudiera ocasionar daño alguno.
Finalizando junio sorprendido y sin entender nada.  De su cuerpo surgió un óvalo blanco.  Tan blanco que brillaba con tonos tornasolados.
Se recostó a su lado, admirándolo. Lo acariciaba y miraba sin parar, lo abrigó con sus alas durmiendo a ratos. No quería abandonar el nido y menos aún el huevo.
Pasaron los días en los cuales sentía que algo sucedía en el interior del bello óvalo.  De pronto y con gran espanto y alegría vio que su tesoro empezaba a resquebrajarse.  No podía parar de mirar.  Las horas transcurrían y no sabía si era lento o despacio y casi sin creer, Ángel vio que surgía de él un ser minúsculo alado. 
Ángel ahora era un padre.  Y sentía que no podía ser más feliz.

Patricia Lara P

Insegura

Me hacía sentir insegura

 Fea, gorda, desagradable.
hasta que me recordé...
Altiva, caminando casi sin tocar el suelo,
levitando quizás.
Y recordé en aquella época 
la mirada de admiración inalcanzable
que yo generaba.
Y luego vi...
Que mientras él no paraba de mirar a las otras.
A mí también me admiraban
y no solo por ser una mujer hermosa
sino también por ser una gran señora,
y entendí
que a pesar de que él no estaba conforme conmigo
y no iba a estarla nunca,
ya que no podía llenar sus vacíos.
Yo, debía estar muy segura de mí
Y me amé de nuevo
              Y entendí que yo no tengo comparación con nadie
Que soy única e irrepetible
Y que no se le pueden pedir peras a un Olmo.


Patricia Lara P.

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...