Me hacía sentir insegura
Fea, gorda, desagradable.
hasta que me recordé...
Altiva, caminando casi sin tocar el suelo,
levitando quizás.
Y recordé en aquella época
la mirada de admiración inalcanzable
que yo generaba.
Y luego vi...
Que mientras él no paraba de mirar a las otras.
A mí también me admiraban
y no solo por ser una mujer hermosa
sino también por ser una gran señora,
y entendí
que a pesar de que él no estaba conforme conmigo
y no iba a estarla nunca,
ya que no podía llenar sus vacíos.
Yo, debía estar muy segura de mí
Y me amé de nuevo
Y entendí que yo no tengo comparación con nadie
Que soy única e irrepetible
Y que no se le pueden pedir peras a un Olmo.
Patricia Lara P.
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