sábado, 28 de mayo de 2016

Resiliencia



Resiliencia

Sentía que todo a su alrededor se ponía patas arriba.  No reconocía las acciones de la gente, su proceder.  Recordaba los rostros y los nombres pero nada más.  Era como si hubiera ido a parar a un mundo paralelo.  La casa, las cosas, la gente... igual.  Las acciones, le expresividad, la actitud... diferentes.
¿Acaso la gente cambia de un día para el otro?  O era ella quien había cambiado tanto que ya ni ella misma se reconocía ni en lo físico ni en su accionar.
Una pesadilla no tenía nada que envidiarle a la vida actual que arrastraba.  Afortunadamente era adaptable, maleable.  Resiliencia le decían algunos a esa forma de ser.  Pero se había tenido que acostumbrar al cambio pues morir en el intento no era una opción.


Patricia Lara P.

¿Ah vida y si me muero ah vaina!



¡Ah vida y si me muero ah vaina!
Es que vivir es duro, pero la ausencia de vida te imposibilita todo (Dijo una modelo famosa) y entonces muerto el perro acabada la chanda (Decía mi abuela María la O).  Lo que pasa es que no estamos preparados para lo inevitable y el más allá nos espanta porque desconocemos qué es lo que nos espera.  Pero la muerte como tal no debe ser tan mala ya que todos se mueren; unos antes, otros después, pero todos nos hemos de morir.
¿Por qué dice la gente que nadie regresa?  Y sin embardo se pasan la vida cazando fantasmas.  Hablando de espíritus y otras tantas apariciones más.
El más allá nos atrae pero le tememos tanto que por mala vida que llevemos, por enfermos que estemos, por más miserable que sea la existencia; deseamos conservarla.  Seguir arrastrando males físicos y morales.
Habrá que morirse para ver qué pasa.  Pero siento que la muerte es un sueño largo y placentero. 
En la muerte nos vemos.

Patricia Lara P.

Y sí...



Y sí…

 Y sí;
Al final de cuentas
-caigo en la cuenta-
Que todo lo que uno hace
no cuenta.
Que muchas personas
Para las que pensábamos
Contábamos
Nunca nos tuvieron en cuenta.
Y que algunos que creyeron
que contaban para nosotros
no contaron jamás.
Y que contar tampoco es primordial
Pues el cuento que contamos
No le importa a todo el mundo,
Y por lo tanto
No cuenta.

Patricia Lara P.


Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...