miércoles, 24 de septiembre de 2014

La víctima perfecta





El hombre aquel es la víctima perfecta pues al cabo de un rato de observarlo me di cuenta que tenía todas aquellas cosas que yo odiaba.  Era feo, olía mal, tenía las uñas sucias,  y una toalla percudida y hasta tiesa por el mugre reconcentrado que le rodeaba la cintura flácida.
Lo odié al cabo de tan solo unos minutos y decidí acabar con su historia.  Pero claro, primero le dije mis motivos. 
Me miro asombrado y luego se rindió a las evidencias.  Inclinó la cabeza y con sumisión total me dejó ponerle el veneno en el vaso y sin pensarlo lo bebió.
Patricia Lara P.

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