jueves, 4 de septiembre de 2014

No pudo contar su cuento



No pudo contar su cuento
 (Cuando uno no tiene nada que contar; cuenta algo como esto)

Hubo una vez un pollito que piaba y piaba, escarbaba y escarbaba y al hacerlo encontraba ricas y jugosas lombrices; no que otro insecto delicioso y hierbas y flores no solo lindas sino también muy sabrosas.
Un día nuestro pollito encontró algo así como una sombrilla;  roja y brillante.  La miró, dio vueltas en torno a ella y sin saber qué hacer pió y pió hasta que su mami llegó.
La gallina que era sabia le dijo: Hijo no comas de eso; sé que es muy peligroso.  La pata del estanque cercano, comió una de estas y murió sin decir ni cuac.
El pollito no lograba dejar de mirar aquella hermosa planta ya que solo verla le inspiraba mucho placer.  Estuvo todo el día preguntándose si debía hacerle caso a su madre o si sencillamente debía comerla y disfrutar tranquilamente lo que debía ser -a su modo de ver-  sumamente delicioso.
Ya en la noche el pollito se fue a dormir muerto de hambre pues no había ni piado ni escarbado como debía.  No durmió bien y al despuntar el alba corrió a donde estaba la hermosa planta.
¡Oh sorpresa! Había allí otras más como ella.  Brillantes, lustrosas y tan hermosas como la recordaba.   No pudiendo soportar la ansiedad se atracó con ellas.
La gallina lo encontró horas después; con las paticas para arriba, los ojos desencajados y con espuma  en el pico. 
Lo malo de esta historia es que el pollito ruidoso no pudo contar su  historia.  ¿Y entonces cual era el cuento?  Pues el pollo chiroso, aquel que salió gritando, haciendo mucha alharaca y espantando al todo el mundo;  "el cielo se está cayendo".
Patricia Lara P.

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