A veces siento tus manos María la O.
Tibias, llenas de trabajo y a pesar de eso
o gracias a eso; suaves,
Llenas de ternuras.
A veces siento tus miradas
repletas de un no sé qué, de confiada confianza
de deseos por tiempos más felices
de bendiciones.
A veces siento el olor del café en las mañanas
y me lleva de pronto junto al fogón de leña
el humo en las paredes;
y añoro entonces; esos tiempos
en los que tú estabas.
en los que tú estabas.
La tibieza que tengo
te la debo a ti, María la O.
Patricia Lara P.
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