lunes, 29 de septiembre de 2014

Majo




Majo tiene 4 años, ayer estuve en su casa y hablamos.  Ella me enseñó sus zapatos calientitos y sus sandalias. 
Majo me contó que es una bruja y enronqueció la voz para espantarme; yo me alegre mucho pues no siempre las brujas nos encontramos y podemos hablar.  Así que le enseñé mi verruga; al principio insistía en que ella no la veía, pero cuando le dije que solo las brujas reales vemos las verrugas de nuestras congéneres la vio con total claridad y con su dedito me la indicaba.  Es más, logró ver también los tres pelos negros que salen de ella.
Le conté la historia de Hansel y Gretel mientras ella hacía caras de espanto, luego le dije que con el tiempo ella también querría cocinar niños y entonces hizo una risa de bruja y decidió que los preparará con salsa de tomate y que le quedaran muy sabrosos.
Majo me dio jugo de araña y tierra y le quedó bastante bien, repugnantemente bien.  Esa es la idea al hacer un jugo de esos.  No se cómo hizo para conseguirlas tan tiernas y jugosas.
Le conté también  que yo tenía animalitos caminando entre mis cabellos y que ponían huevos; ella casi enloquece de la dicha buscándolos pero no los encontró, lo cual la desilusionó mucho pues quería tener un par entre su pelo. 
A mí me gustan más los niños bien cocidos pero la experiencia de hablar con Majo y de contarnos historias de brujas fue en realidad divertida. 
Patricia Lara P.

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