jueves, 11 de septiembre de 2014

Rememorando ando




Recordé una de las muchas anécdotas que se contaban en casa, en los momentos en que había una enseñanza que dar, o cuando nos íbamos a la cama para entretener el sueño.
Cuenta la historia que Iba un arriero por el camino y paraba en alguna de las pocas casas que había o bien para vender algo o bien para mercarlo pues el negocio de ellos era la compra-venta de elementos para la vida cotidiana o alimentos.
Cuando se despedía le preguntaban al hombre; para dónde iba y no siendo muy religioso decía sencillamente: “Voy para Manizales, para Medellín, paso por la Dorada, etc., etc."  La persona que sí lo era generalmente.  Replicaba  completando la oración: “Si Dios quiere"  y nuestro arriero respondía al momento; "y si no quiere también porque las mulas son mías".
Patricia Lara P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi tristeza

 Mi tristeza  Se dibujará sólo un instante en un brillo o en un oscurecimiento de mi mirada. De ahí en más. Si alguna vez acaso, se asoma po...