martes, 30 de septiembre de 2014

No hay piedra que lo tranque





La gente,  el ser humano;  la mayoría de las veces piensa que tiene todo asegurado.  Que su pareja; nunca se van a ir del lado y va uno como patinando… suavecito y mirando para el cielo, silbando o cantando una tonada tras otra.  De pronto, el piso cambia y las ruedas veloces se enredan y uno a trompicones por la vida deja de mirar arriba y ve abajo y la voz se ahoga en la garganta y el silbido se acaba.  Y se da cuenta entonces,  que todo era un sueño.  Y por fin uno entiende que si uno no cuida lo que tiene lo pierde. 
El amor hay que demostrarlo, la gente que queremos hay que cuidarla, abonarla con mimos y arrullos.  Canturrearles lo mucho que nos importa y abrazar con suavidad a ratos y otros fuertemente, pero siempre, con constancia y amor como si de una planta se tratara y no queremos que se seque y muera o que ahogada en abono y en agua también desaparezca.
A veces, ni cuenta nos damos del dolor que causamos precisamente a aquellos que disque más amamos. 
Y luego, nos aferramos a lo que ya ni existe, como si de una tabla de salvación se tratara y juramos amor y entrega y sacrificio.  A veces aún es tiempo; pero otras tantas ya no hay nada que hacer más que llorar y tratar de seguir adelante por el camino duro y cargado de abrojos que nosotros mismos trazamos.
Patricia Lara P.

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