Ayer
Bástian atrapó un pajarillo. Yo lo vi
desde la puerta con el ave entre la boca pensando -creo yo- ¿Cuál sería el mejor sitio para comerlo?
Intenté cerrar para que no pudiera entrar a la casa y yo no tener que ver semejante tragedia. Pero en ese mismo instante la tórtola hizo un
giño con un ojo y vi que estaba viva.
Regañé al gato, de tal modo que cuando abrió la boca, el ave se liberó y
voló. Lógicamente mi bichito quedó muy
molesto conmigo. Me estuvo aullando un
buen rato y yo solo trataba de explicarle; que él no necesita cazar pajaritos pues comida
es lo que tiene de sobra. Le explico
además que entiendo que no es su culpa pues el instinto lo hace cometer
semejantes tonterías y le digo que lo amo.
Igual hay gente por ahí que como mi gato, no entiende explicaciones.
Patricia
Lara P.
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