martes, 27 de mayo de 2014

Nada




No es que no quisiera hacerlo.  Era que no podía literalmente;  hacerlo.  Las ideas se habían alejado o congelado en la mente e hilvanar una historia concreta se le hacía difícil por no decir imposible.
A veces llegaba algo, revoloteaba, aleteaba y luego como el humo se volatizaba.  Intentaba asirlas, atarlas con hilos, marcarlas con piedrecillas de colores, hacerlas más concretas.  Pero le eran esquivas y volaban.  Se reían de ella, la burlaban.
Esperaba que pronto aquel hastío de las letras y palabras dejara de ser desierto; y selva se tornara.
Pero ahora, por más que lo intentaba, por más que pensaba y repensaba... Nada.
Patricia Lara P.

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