No es que no quisiera hacerlo. Era que no podía literalmente; hacerlo. Las ideas se habían alejado o congelado en la mente e hilvanar una historia concreta se le hacía difícil por no decir imposible.
A veces llegaba algo, revoloteaba, aleteaba y luego como el humo se volatizaba.
Intentaba asirlas, atarlas con hilos, marcarlas con piedrecillas de colores,
hacerlas más concretas. Pero le eran esquivas y volaban. Se reían
de ella, la burlaban.
Esperaba que pronto aquel hastío de las letras y palabras dejara de ser
desierto; y selva se tornara.
Pero
ahora, por más que lo intentaba, por más que pensaba y repensaba... Nada.
Patricia Lara P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario