No logro entenderte. La verdad, lo intento. Pero eres variable, cambiante, hormonal, o no sé qué. Igual pueden ser todas esas cosas juntas y sumadas a otras más, que ahora no recuerdo.
Pareces loca. A veces me quieres, otras me odias y unas cuantas
más me ignoras sin piedad.
Y yo siempre ahí. Dispuesto, disponible para lo que quieras.
Si es llorar, con el pañuelo listo para secar lágrimas y limpiar mocos.
Si es reír, para reír contigo sin pausa. Si es bailar, para poner la
música que más te gusta y bailar hasta que se inflaman los pies y nos duela la
espalda. Si es caminar, para salir sin rumbo por donde los caminos nos
lleven.
Pero claro, si soy yo el que desea algo, tú me ignoras. Sin
piedad, sin pausa y sin dolor.
A veces quiero hablar y me miras dispuesta y hasta asientes un poco con
la cabeza; pero sé que me ignoras. A ratos te pregunto qué opinas y tu
respuesta es siempre decir; “Claro que sí;
estoy de acuerdo contigo”. El otro día te dije que si querías saltar
desde un piso 20 de un edificio y tu respuesta fue: “Claro que sí; estoy
de acuerdo contigo”. Estuve tentado de llevarte al edificio y pedirte que
lo hiciéramos. Pero luego como que intuiste que habías cometido un error
y entonces; me llenaste de besos y de mimos. Y por supuesto; yo lo olvide
todo. Pensé que era el inicio de algo bueno, magnífico. Pero claro,
al rato ya te habías olvidado. Te habías olvidado de mí de nuevo y yo, ya
había olvidado que debíamos saltar del piso 20.
Te aprovechas de mí y me
manipulas. Me aprovecho de ti y hago lo que deseas, ya que cualquier
momento de placer a tu lado, lo paga todo pues te amo.
Patricia Lara P.
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