No entendía porqué si eran buenas las intenciones
las cosas no eran apreciadas. Claro que también conocía el viejo refrán
que rezaba "De buenas intenciones está empedrado el camino del
infierno". Las personas generalmente mienten, con las cosas
que por algún motivo le obsequian pero que efectivamente no le gustan.
Normalmente es como una condición implícita en esa situación
del dar y del recibir.
Alguna vez conocedora del deseo del homenajeado de
tener pañuelos marcados; ella compró
media docena y se dio a la tarea de bordarlos ella misma, pues comprarlos de esa forma era
costoso y en ese momento no disponía de los recursos. La crítica fue instantánea;
demasiado grandes las iniciales y el color elegido para ellas no era el más
bonito, con todo y que era el azul favorito y... Bueno ni para qué decir más.
El agua fría cayó sobre ella y se sintió además de mal, por no haber
acertado con el regalo; deprimida por el desplante del obsequio mal recibido ya
que había sido hecho con tanto trabajo y esfuerzo. Ya que las clases de bordado fueron pocas y
hacía muchos años además que ni siquiera intentaba hacer algo así.
Hmmmmmm...
Ahora tampoco había logrado dar en el clavo,
pequeña la camisa, el bolsillo muy chico con todo y que era igual al de las
demás camisas que tenía pues al parecer es estándar la medida en
general sin importar la marca o el precio.
Ella pensaba que si compraba el obsequio para que
sus hijos se lo dieran era bien recibido, pero si venía de ella, tenía más de
un defecto y por lo tanto en lugar de sentir bonito sentía bien feo. Son
detalles que dañan días completos pues la incomodidad dura y dura y dura y el
temor de volver a meter la pata no dejarán tener, lo que para uno sería un
bonito detalle.
Pero según veía era mejor ir derecho al infierno
por poco detallista y mala persona que por querer hacer bonito y no lograrlo ni
lo más mínimo.
Patricia Lara P.
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