martes, 25 de junio de 2013

La loca de la cuerda floja


Colgada a una soga
se hallaba la loca;
la loca, muy loca,
de la gran ciudad.

Salta en la cuerda
la loca, ¡qué loca!,
encontrando amigos
en todo lugar.

Tejía en el aire
con hilo imaginario
un collar de amigos
¿qué digo?, ¡un rosario!

Cadenetas, rosas
y pequeños arcos
tejía la loca
entre salto y salto.

Y así se iba uniendo
a un montón de amigos,
compartiendo sueños
y también cariño.

Le enviaban postales,
libros y regalos
y una que otra carta
de allende los mares.

una telaraña
de amigos y afectos
tenía la loca,
¡y muchos adeptos!

Entre hilos y saltos
en su cuerda floja,
fue feliz la loca
por poquito rato...

pues al pueblo un día
arribó un galeno
con gran osadía
a tratar enfermos

Primera en la lista,
a la loca, muy loca,
le pide el galeno
que abra la boca...

...que ya no saltara
le ha recomendado
y con sus tijeras
cada hilo ha cortado.

La loca, impactada,
muy presta fingió
ya no tejer nada
y a todos engañó:

en una sillita
puesta en un rincón
se ve a esta damita
allá, en el salón.

Mas, lo que no saben
es que allí, sentada,
sigue ella trepada
en su cuerda floja:

si observas de cerca
verás sus piecitos
moverse en la cuerda
a pequeños brinquitos

no ha podido hallar
y piensa con sigilo
como aquellos hilos
volver a enlazar

por eso sus manos
ahora se entretienen
en lentos vaivenes
de hilo crochet

y una lagrimilla
muy de cuando en vez
se escurre en su tez
y cae de su silla.

Malo fue el remedio
¡peor la solución!:
se ahoga en el tedio
y la desilusión.
B. Osiris B.

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