jueves, 6 de junio de 2013

Banalmente agradecida


"No sé si escribir al dolor o a alguna banalidad que me haga reír... opto por lo segundo, en la convicción de lo primero y consciente de lo segundo y dudando lo tercero:

Banalmente agradecida

Hoy levanto mi voz agradecida
a un bocado de fruta que siento que salvó mi vida
nunca creí que un momento así llegara
y que un trozo de melón el día me alegrara:
he pateado la calle desde esta madrugada
y –por males de salud- no ingerí absolutamente nada;
regresé a mi casa entrado el mediodía,
teniendo que salir de nueva cuenta
la tripa me sonaba ¡casi se me revienta!
pero aguanté estoica mi lúgubre agonía
que databa de antes, pues el día anterior
tampoco le eche al saco nadita, ¡no señor!

Ya andaba por la calle como mirando lejos
quería arepa, carne (o aunque fuese un “pellejo”);
me urgía llegar a casa para saciarme el hambre
caminaba torcida, no aguantaba el calambre
y llegando recuerdo; ¡si yo no he cocinado!
¡Ave María, Lola, la rabia que he agarrado!

Buscando un aliciente voy y abro la nevera
¡y que pillo un melón muy orondo y bien picado!
Ni corta, ni perezosa, de un tiro me he zampado
dos buenos trozos y el hambre, ¡como si no existiera!

Tengo que confesar, en honor a la verdad,
que en cualquier otro momento lo habría rechazado
pues en los últimos tiempos el melón me ha causado
repugnancia y rechazo, ¡ya no lo toleraba!

Con buena hambre no hay mal pan, reza el dicho popular
y con esta experiencia yo lo puedo asegurar
termino como dice el verso que encabezaba
las estrofas que escribo (a lo mejor banales):
Hoy levanto mi voz gentilmente agradecida
a un trocito de fruta que sin ser mi preferida
fue frugal aliciente para uno de mis males.

;)
Como su merced ve, ni musa, ni masa, ni misa... pero ahí está el aporte de hoy de esta moza :D
B. Osiris B.

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