miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hoy.

Gracioso, muy gracioso. Mi esposo está de viaje y como el carro debe ir a revisión le pidió el favor a su amigo y compañero de trabajo que lo lleve al taller. Él vino hoy en su carro que es igual al nuestro pero de otro color.
Paró frente a mi casa, lo saludé como siempre con beso en la mejilla, abrí la puerta, sacó el carro nuestro, parqueó el suyo y partió diciéndome adiós con la mano.
Preciso en ese momento pasaban frente a la casa unos muchachos que se encargaron de los escombros en la remodelación; las caras de picardía y sonrisas burlonas eran un gusto de ver y ni que decir de la viejita de enfrente que con cara de susto y  asombro miraba toda la operación.

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