viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Recuerdan el currucucao?

En realidad no se si lo conocerán con el mismo nombre con el que yo aprendí a temerle en la infancia.
El currucucao o currucao es sencilla y llanamente un búho. Siendo muy niña nos criaban con tantos temores que uno más a un animal tan hermoso como este no tenía nada de raro.
Para forzarnos a estar temprano en la casa y que no jugáramos hasta un poco tarde en la noche con nuestros amigos, nos decían que si al regresar a la casa –de campo, pueblo- donde pasábamos las vacaciones y escuchábamos al currucao muy seguramente estaría por ahí el “peligroso animal” listo y dispuesto a sacarnos los ojos.
Miedos terribles los que sufríamos cuando por alguna casualidad se nos hacia tarde en las jugarretas de decenas de muchachitos cazando lagartijas, pescando y jugando chucha en colores, en carritos, escondidijo y demás.
Recuerdo la entrada a la casa de mi abuela; un corredor largo de tierra perfectamente pisada y barrido diariamente; con árboles a lado y lado y de una profundidad de unos treinta metros.
Rompíamos record de carreras en esos momentos y el corazón se nos salía del pecho de tanto miedo que pasábamos.
Años después, conocí personalmente al currucao. Para nada era espantoso, para nada era terrible y menos era peligroso. Por lo menos para mi no lo era; a lo mejor un ratoncito lo viera con los mismos ojos que yo lo veía en mi infancia.
Estaba embarazada, el calor era intenso y andábamos perdidos en medio de la nada. Éramos tres compañeros de la universidad. Yo con una barriga ya de varios meses y todos muy preocupados por mi, menos yo misma.
De pronto vemos una cerca de alambre a lo lejos. Pensamos; si hay una cerca debe haber una casa y lógicamente personas, gente. Llegamos y hay una puerta en el alambrado, por la que escasamente cabe mi barriga y sobre uno de los travesaños de guadua hay una hermosa ave blanca. La observo y ella a mi. Me mira con esos enormes e imponentes ojos grandes y bellos.
Preguntó que animalito es y me dicen que es un bebe búho. El temerario currucao esta frente a mis ojos. Que injusticias cometemos algunas veces los adultos no solo con los niños sino también con los animalitos e incluso con el hombre de la bolsa o el costal o el loco o que se yo cuantos seres más.
¿Y qué opinan del temor al diablo o a la bruja?
Y pensar que casi todas las mujeres terminamos siendo una y peor aún, por casi toda la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Fuera de contexto

  Hay muchas cosas que uno dice que se pueden sacar de contexto. Me gusta, prefiero pensar que la gente no es mala, que la malinterpretamos....