miércoles, 21 de agosto de 2013

Y fue un mal sueño





Estoy mal hasta para leer hoy.  Amanecí bien; hasta contenta y luego el día a pesar de ser el mismo se me fue tornando desmotivaste.  Hice una vueltas que tenía que hacer; llovió, me mojé y me dio como rabiecita.  Llegue, preparé almuerzo, limpié la cocina y me acosté a dormir un ratito; luego…
Salí a pasear y ni por esas... es más; me encuentro este par de galanes dispuestos a complacerme.  Parece que compiten por mí.  Si el uno trae un helado, el otro un refresco, si uno trae galletitas, el otro me obsequia unas deliciosas papitas picantes, si el uno trae una manzana el otro llega con manzana-pera jugosa y con sal y pimienta... hmmmm.  Me siento como acosada, y es que es rico que te coqueteen y te adulen; y hasta que te seduzcan con obsequios y sonrisas.  Las miraditas tampoco faltan para ser sincera.  Pero es que si fuera uno solo la cosa sería a otro precio; pero dos... Mejor dicho; Dios le da pan al que no tiene dientes.
Vamos al parque y mientras uno empuja mi columpio el otro lee para mí,  poesía y rimas.  Digo que el sol esta picante y abren una sombrilla para protegerme del sol, si digo que hace frío me prestan sus abrigos.
Tengo ganas de irme, de huir de los audaces caballeros.  Miro a los lados como pensando para donde correr y siento algo que me aprieta las piernas.  ¿Estaré atada de alguna forma para que no pueda salir corriendo en veloz huida?
Me esfuerzo, pataleo y me despierto de este sueño cruel.  Es que ya me estaba sintiendo en medio de una de esas pesadillas en las que uno corre, se cae, sigue corriendo, cae de nuevo y no llega a ninguna parte.

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