Estoy mal hasta para leer hoy. Amanecí bien; hasta contenta y luego el día a pesar de ser el mismo se me fue tornando desmotivaste. Hice una vueltas que tenía que hacer; llovió, me mojé y me dio como rabiecita. Llegue, preparé almuerzo, limpié la cocina y me acosté a dormir un ratito; luego…
Salí a pasear y ni por esas... es más; me encuentro este par de galanes dispuestos
a complacerme. Parece que compiten por mí. Si el uno trae un
helado, el otro un refresco, si uno trae galletitas, el otro me obsequia unas
deliciosas papitas picantes, si el uno trae una manzana el otro llega con
manzana-pera jugosa y con sal y pimienta... hmmmm. Me siento como
acosada, y es que es rico que te coqueteen y te adulen; y hasta que te seduzcan
con obsequios y sonrisas. Las miraditas tampoco faltan para ser
sincera. Pero es que si fuera uno solo la cosa sería a otro precio; pero dos...
Mejor dicho; Dios le da pan al que no tiene dientes.
Vamos al parque y mientras uno empuja mi columpio el otro lee para mí, poesía y rimas. Digo que el sol esta
picante y abren una sombrilla para protegerme del sol, si digo que hace frío me
prestan sus abrigos.
Tengo ganas de irme, de huir de los audaces caballeros. Miro a los
lados como pensando para donde correr y siento algo que me aprieta las
piernas. ¿Estaré atada de alguna forma para que no pueda salir corriendo
en veloz huida?
Me esfuerzo, pataleo y me despierto de
este sueño cruel. Es que ya me estaba sintiendo en medio de una de esas
pesadillas en las que uno corre, se cae, sigue corriendo, cae de nuevo y no
llega a ninguna parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario