Amanecí dormida. Susto que me metió el despertador con ese timbre imparable. Me desperté y sin pensarlo ni un poco siquiera metí mis paticas en mis babuchas y partí a preparar desayuno y empacar lonchera. Di besito de despedida con bendición incluida y un "portate bien". A las mamá nos importa mucho que los hijos se porten bien. Y regrese a mi cama, como cuando uno regresa a la cama y me dormí de nuevo como cuando uno se duerme de nuevo sin remordimientos de conciencia y luego me volví a despertar.
Y me dije a mi misma... Mi misma, hay muchas cosas que hacer, mucho
oficio atrasado. Y mi misma me respondió... “Y con esta pereza m’ija”
Ni modo. La casa hay que limpiarla y no porque me diga alguien que
se está cayendo de mugre, sino porque mi misma me lo dice y me da hasta vergüenza
con ella quedarle mal una y otra y otra vez.
Ahora les cuento que amanecí porque eso fue lo que me pasó realmente y
creo que se me esta entardeciendo sin haber logrado mucho y mi misma me mira
desde un rincón y me recrimina… pero yo no le presto demasiada atención para
ser sincera.
Ni modo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario