lunes, 5 de agosto de 2013

Cincuenta



El número fatal que me tiene angustiada,
me desvela y me causa este ajetreo
despierta un sentimiento frío y feo
que me recorre de la corva hasta la espalda.

Son cincuenta años, ¡y se dice fácil!
cincuenta velitas, temor en el pecho
sí, que son cincuenta y no todo está hecho
y aún el cuerpo vivo y la mente ágil.

Cincuenta y suspiro al mirar la agenda
llega la nostalgia, me asalta el temor
de ser algo antiguo, de ser ya mayor,
de quedar relegada a un lado de la senda.

Tercero de los regalos (jejejee, no se ilusione, mija, no creo que llegue a cincuenta), este me quedó dando vueltas de lo que platicamos días atrás... No creo que le guste mucho pero, ya nacido, hay que dejarlo vivir.

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