sábado, 3 de agosto de 2013

El pacto




Como en el retrato de Dorian Grey... pensé en hacer un pacto.  Pero el pacto con el maligno no se me da.  En realidad me da; pero me da terror solo pensarlo.  Y no es que le tema al infierno o como tal al señor ese, sino a pensar en la malignidad que se podría apoderar de mí (más) y eso me parece que no le haría bien a mi rostro.  Es que eso se nota en la cara.  La envidia se nota en el rictus de los labios, la ira en los ojos, la maldad en la sonrisa, la pereza en las ojeras, la avaricia en la joroba y en los dedos ganchudos,  etc.
El pacto con Dios no es muy factible.  El hombre no anda por ahí haciendo contratos y comprando almas para el cielo.  La eternidad en él y con el padre hay que ganársela.
Así que el único pacto que me quedó como posible fue hacerlo conmigo misma.  De tal manera me comprometo cuidarme, tratarme bien, amarme.  Tratar de no acabar mi cuerpo, ni con mi corazón con tonterías.
Firmo y pongo mi huella.
Yo.
Patricia Lara.

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