Cuando el alba apenas despunta tomas tu teléfono y llamas.
A veces a la media mañana o al medio día;
también lo haces.
Pero es al amanecer; cuando el sol empieza su recorrido
por su tan reconocido cielo
que tú; me llamas.
El viento fresco coquetea con el
velo de tu cortina.
La ventana descorrida cual celestina
es quien permite el contacto.
Las nubes bailan y se mezclan promiscuas
y al hacerlo; el suave bordado se torna aún más hermoso.
El brillo del sol entra a raudales.
Igual que mi amor por ti.
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