lunes, 5 de agosto de 2013

Desasosiego



El silencio y solaz de esta mañana suponen una paz que no es, una paz ficticia, aparente. Porque, para el alma minada de desasosiego y ansiedad, no hay paz que valga. Adentro, las turbulencias sembradas riegan el fértil suelo de la zozobra interior. Y el silencio es un tormento que anima el lacerante rugir de los propios pensamientos, de la propia presencia. Su estridencia es arrolladora, y reclama la muerte súbita de otra víctima inocente que vino, incauta, a ofrecer su compañía. Se mimetizan, en una misma abstracción, víctima y victimario. ¡Y muere el silencio!

B. Osiris B.

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