El gato en la ventana ve que llueve
ve deslizarse el
agua por el liso cristal.
La persigue con los
ojos,
quiere beber un
poco
pega la lengua al vidrio
y se asombra.
Levanta las orejas
se le eriza la piel
la curiosidad lo
domina.
Con las paticas
toca
salta a un lado y
al otro
y no se moja nada.
Le gusta mucho eso
pues;
la lengua se hizo
para limpiarse bien
y el agua
cristalina para quitar la sed
Curioso mira y mira
mueve sus bigoticos.
El agua cristalina
y majestuosa
sigue su curso mojando la ventana
y el gatico curioso
sigue mirándola correr
se queda ahí un
buen rato
sin quitar la
mirada
pero a pesar de
todo eso, aun no entiende nada.
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