Su corazón no sentía apuros.
Estaba tan
tranquilo
como la oveja que
pasta en la montaña,
como la fuente
clara que se desliza sin prisas
desde la alta
cumbre.
Vivía plácida en el
limbo
del no me importa,
no quiero, no deseo.
Preocupante que una chica ya algo madura
Preocupante que una chica ya algo madura
no sintiera las
prisas hormonales
No deseara amar y
ser amada
y viviera
sencillamente sabiéndose hermosa.
Los chicos la miraban
la veían pasar, la
saludaban
le dedicaban sus
mejores sonrisas
y ella... se dejaba
admirar y nada más.
¿Qué tiene de malo
ir por la vida de esa forma?
Si cuando se ama el
corazón se ensancha
pero siempre llega
el dolor
y lo apachurra, lo
desgarra
y una y otra vez
fatiga tanto
que se desea de
nuevo volver a ser
la chica del
corazón sin prisas, sin apuros
mirada, admirada y
nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario