Mi destino era encontrarte.
Enredarte en mi pelo,
en mi cintura,
en el hilo invisible que va de mis ojos a los tuyos
y en la cadena sin llave ni candado
que debería atarte a mi corazón.
Tu destino era buscarme.
Deslizar tu mirada por mi cuerpo,
encenderme completa.
encenderme completa.
Atarme a ti.
Impedir que me aleje.
Nuestro destino;
era ser el uno para el otro,
unidos por los lazos de la vida.
De las complicidades,
del sexo sin medida,
del amor desbocado,
de la casualidad buscada y encontrada.
Nuestro destino era
No poder hablar de tu destino
Ni del mío…
Sino; del Nuestro.
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