La mamá de este par de niñitos falleció a consecuencia de una de las
tantas palizas que le propinó su esposo y padre del par de niñitos. La
pobre murió suplicando por que cuidara con esmero a sus hijos. Él en
menos que nada se casó de nuevo. Necesitaba una mujer para que le
sirviera en la mesa y en la cama y además para demostrar hombría golpeándola igual
que a la mártir. Con lo que no contaba el "macho" era con que las
princesas se pueden convertir en brujas muy fácilmente. Así como hay
mujeres sumisas, hay mujeres que se vuelven fieras y pelean con uñas y con
dientes por ellas y por lo que consideran importante.
La nueva mujer viendo como el padre maltrataba a los huérfanos decidió confiárselos
a una amiga que vivía en el bosque y que debía ser muy buena con los niños pues
su casa todita era de mazapán y dulces varios. Así que les dijo a Hansel y a Gretel que
siguieran unas huellas de pan que ella había dejado por el camino... Les pidió
encarecidamente que se apresuraran pues las aves se podían comer las señales
que les había dejado. Los chiquillos corrieron y efectivamente lograron
llegar a la casa de la amable señora que los alimentaba muy bien. Se
fueron poniendo gorditos y las mejillas les brillaban con suaves tonos rosa y
sus risas alegraban la casa.
Esta señora efectivamente era amiga de su madrastra pero cuando los vio
tan bonitos, surgieron en su mente ideas raras. Pensaba: “Deben estar
bien ricos estos niñitos" y ese instinto salvaje y ancestral predominaba ya que era bruja descendiente de
brujas. Así que un día; mal día por cierto, les solicitó que encendieran
el horno. Y ellos sin sospechar nada lo hicieron. Cuando estaba ya
muy caliente ella con mañas y artimañas quiso introducirlos allí para dorarlos
y comerlos con una rica ensalada del huerto y yuquitas fritas. La
madrastra precisamente había ido de visita a la casa para informarles del
"fallecimiento" del padre que había “rodado” por las escaleras en
medio de una de sus tantas borracheras.
Al ver lo que su amiga intentaba hacer, solo pensó en defender a sus
hijastros y empujó a la bruja dentro del horno.
La anciana gritaba y maldecía, luego suplicaba y al final… nada.
Ahora ella -la madrastra-, Hansel y Gretel viven felices en la casita de
mazapán. Pues encontraron al morir la bruja un enorme tesoro en la casita
y no pasan necesidades de ninguna especie ya que Dios cuida muy bien de las
personas buenas.
Es que las madrastras malas no
existen y son solo una invención de la imaginación de los padres para
amedrentar a los niñitos.
Mencantó!!!!!
ResponderEliminarBeso
Muchas gracias ;)
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