jueves, 25 de julio de 2013

Hansel y Gretel




La mamá de este par de niñitos falleció a consecuencia de una de las tantas palizas que le propinó su esposo y padre del par de niñitos.  La pobre murió suplicando por que cuidara con esmero a sus hijos.  Él en menos que nada se casó de nuevo.  Necesitaba una mujer para que le sirviera en la mesa y en la cama y además para demostrar hombría golpeándola igual que a la mártir.  Con lo que no contaba el "macho" era con que las princesas se pueden convertir en brujas muy fácilmente.  Así como hay mujeres sumisas, hay mujeres que se vuelven fieras y pelean con uñas y con dientes por ellas y por lo que consideran importante. 
La nueva mujer viendo como el padre maltrataba a los huérfanos decidió confiárselos a una amiga que vivía en el bosque y que debía ser muy buena con los niños pues su casa todita era de mazapán y dulces varios.   Así que les dijo a Hansel y a Gretel que siguieran unas huellas de pan que ella había dejado por el camino... Les pidió encarecidamente que se apresuraran pues las aves se podían comer las señales que les había dejado.  Los chiquillos corrieron y efectivamente lograron llegar a la casa de la amable señora que los alimentaba muy bien.  Se fueron poniendo gorditos y las mejillas les brillaban con suaves tonos rosa y sus risas alegraban la casa.
Esta señora efectivamente era amiga de su madrastra pero cuando los vio tan bonitos, surgieron en su mente ideas raras.  Pensaba: “Deben estar bien ricos estos niñitos" y ese instinto salvaje y ancestral  predominaba ya que era bruja descendiente de brujas.  Así que un día; mal día por cierto, les solicitó que encendieran el horno.  Y ellos sin sospechar nada lo hicieron.  Cuando estaba ya muy caliente ella con mañas y artimañas quiso introducirlos allí para dorarlos y comerlos con una rica ensalada del huerto y yuquitas fritas.  La madrastra precisamente había ido de visita a la casa para informarles del "fallecimiento" del padre que había “rodado” por las escaleras en medio de una de sus tantas borracheras.
Al ver lo que su amiga intentaba hacer, solo pensó en defender a sus hijastros y empujó a la bruja dentro del horno.  La anciana gritaba y maldecía, luego suplicaba y al final… nada.  
Ahora ella -la madrastra-, Hansel y Gretel viven felices en la casita de mazapán.  Pues encontraron al morir la bruja un enorme tesoro en la casita y no pasan necesidades de ninguna especie ya que Dios cuida muy bien de las personas buenas.
Es que las madrastras malas no existen y son solo una invención de la imaginación de los padres para amedrentar a los niñitos.

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