Estabas…
Ahí parado
enfrente mío,
de pronto…
Una ráfaga de
viento helado
y hojas secas
azota mi rostro.
Cierro los ojos
de golpe
y al abrirlos de
nuevo
solo hay noche cerrada.
Veo esas paredes de bahareque, blancas. Puerta roja a juego con la única ventana. Veo a María la O con sus ojos brillantes, su sonrisa y s...
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