No era que Blanca Nieves hubiera nacido de ese color. Es que se bañó tanto... se frotó tanto... dijo tantas veces que no le gustaba verse tan bronceada; que un buen día su hada madrina cansada ya que verla en esas le concedió el deseo.
Blanca Nieves cuando se vio así de
resplandeciente, se sintió muy pero muy feliz y se dio a la tarea de ir a salas
de bronceado y no había fin de semana que no fuera a una playa o a "tierra
caliente" a ponerse al sol hasta que se tornaba morenita.
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