Hay pequeñas partidas del día a día,
que conllevan a recurrentes regresos,
¡partidas necesarias y pasajeras!
Pero las partidas definitivas,
que dejan un vacío
-o un alivio-
y en las que ya no hay retorno,
¡esas son las que duelen!
Especialmente si quien parte
permanece físicamente,
pero ya no está más.
que conllevan a recurrentes regresos,
¡partidas necesarias y pasajeras!
Pero las partidas definitivas,
que dejan un vacío
-o un alivio-
y en las que ya no hay retorno,
¡esas son las que duelen!
Especialmente si quien parte
permanece físicamente,
pero ya no está más.
B. Osiris B.
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