Blancanieves era
una hermosa niña, hija de un rey y de una reina. Cuando la reina estaba
embarazada le pedía a Dios, a los santos y a cuanto personaje quisiera
escucharla que su hija fuera tan blanca como la nieve y que tuviera los labios
tan rojos como la sangre. Y claro, Dios no hace oídos sordos a las
suplicas por estúpidas que estás puedan ser. Pero para que la niña no
creciera tan atrofiada por estas características también le dio belleza e
inteligencia.
Pasaron los años y cuando
Blancanieves estaba ya a punto de hacerse mujercita, llegó la peste a sus
tierras y se llevó con ella no solo a campesinos y a gente del clero y del
gobierno sino también a la reina madre.
El rey habiendo
amado mucho a su esposa decidió que no debía continuar solo y se desposó con
una de las mujeres de un reino vecino. Hermosa ella. Tan hermosa
que vivía rodeada de espejos y todos sus lacayos debían tener uno por lo menos
en sus bolsas y para terminar de ajustar había que acondicionarle un cuarto a
un espejo suyo que era su favorito y al que no le gustaba tener más espejos a
su alrededor.
Lo que nuestro rey
bueno no sabía era que se había casado con la vanidad personificada y era tal
su locura que la nueva reina creía que el espejo le hablaba.
Ella llegaba hasta
su espejo todos los días y le preguntaba: “Espejito, espejito. ¿Quién es
la mujer más hermosa del reino?" A lo cual el siempre
respondía. "Tu mi ama, tu"
Pero un día.
Es lógico, la reina nueva se hacía mayor y le princesa florecía en su hermosura
juvenil. El dichoso espejo respondió a la pregunta diciendo con todas las
letras. “Blancanieves mi ama”. “Ahora Blancanieves es la mujer más
hermosa del reino”
¡Qué ha dicho Dios
mío! La reina nueva entrá en cólera, rompe lo que encuentra a su paso y
toma la decisión de sacar de en medio a su rival. Ella no puede vivir en
el reino pues el espejo siempre daría la misma respuesta.
Llama a uno de sus
lacayos y le ordena: “Lleva a Blancanieves al bosque y mátala" y continua
ella diciendo; "Y para demostrar que cumpliste con lo que te ordeno, debes
traerme su corazón para preparar con él una sopita"
El hombre va hasta
los recintos de la princesa y la convida a salir a pasear. La niña nunca
ha salido del castillo y salta feliz y por lo mismo accede a no contarle a
nadie para donde ni con quien se va.
Abandonan el
castillo y ya en pleno bosque el lacayo prendado de la hermosura de la
princesa no puede asesinarla, así que la lleva a la casa de 7 que viven
en los linderos del reino, previendo evitar de esa forma que la reina se entere,
también da muerte a un venado y toma su
corazón. Lo envuelve en un pedazo de tela de la falda del vestido de la
niña y se lo lleva a la reina. -Ella
nunca antes se tomó una sopita con más gusto-.
Pasados unos días
la reina regresa al cuarto del espejo y le pregunta: “Espejito, espejito.
¿Quién es la mujer más hermosa del reino? y claro, el espejo que es un chismoso
y que escucha las conversaciones de todo el reino pues los espejos están
comunicados por teleespejuesis le responde: “Blancanieves mi ama"
¡Que le ha dicho a
la reina nueva! (Ya ni tan nueva para ser sincera) Monta en cólera
de nuevo, llama al lacayo, lo agarra de las mechas y barre y trapea con él y
después le conmuta la pena solo por decapitación. En la tarde misma la
cabeza del hombre cuelga en una de las puertas del castillo y su cuerpo
alimenta a los cerdos. Con el corazón del hombre, la reina no tan nueva,
se toma otra sopita.
Decide ella misma
hacerse cargo de destruir a su rival. Va a la casa de los 7 y con un buen
disfraz de vendedora de cintas y peines le logra poner uno en la cabeza a
Blancanieves, con lo cual la niña cae al piso dormida. El veneno no era
muy potente y solo la adormece y cuando llegan los 7, al intentar levantar a la
niña y dejarla cómodamente acostada en la cama se le cae el peine y de nuevo
rompe a cantar y a bailar y a ser feliz persiguiendo mariposas. Eso de
que la niña cocinaba y zurcía y limpiaba la casa era cuento. Ella era una
princesa y como tal había que tratarla.
Bueno, regresa la
reina no tan nueva al castillo y entra al cuarto del espejo y lo encuentra en
una de sus sesiones de teleespejuelesis y espera a que termine pues ella sabe
que un espejo enojado es una cosa espantosa que no se le desea ni a su peor
enemigo.
Al cabo de un par
de días o de semanas. La reina no tan nueva que no tiene mucho sentido del tiempo. Llega
de nuevo al cuarto del espejo y le pregunta: “Espejito, espejito. ¿Quién
es la mujer más hermosa del reino? Y claro, el espejo que nunca supo
tener su boca callada responde. "Blancanieves que continua en la
casa de los 7"
¡Oh mi
Dios! La reina no tan nueva se arranca los cabellos y grita y
chilla y se hace un par de arrugas más. Ya un poco más calmada y con la
cara llena de cremitas se dirige a una torre de su castillo que tiene
acondicionada para hacer brujerías. Ella le ha dicho al rey que es para
hacer sus mascarillas y ungüentos pero en realidad la usa para hacer veneno
para poner en dulces y jugosas manzanas.
Entra en la torre,
se disfraza muy bien de vieja fea, inmunda (En realidad así es como es ella)
sin dientes y de cabellos hirsutos y ralos y envenena la más gorda y hermosa
manzana. Sale por una de las puertas sigilosamente y se dirige al bosque
a la casa de los 7. Allí encuentra a la niña y le ofrece la
manzana. Blancanieves que es golosa y desde que está en el bosque no
prueba una tan rica como la que le ofrece la vieja muerde la manzana y cae al piso. La
bruja ríe a carcajadas, monta en su escoba y regresa al castillo, al rey y a
ser su reina.
Llegan los 7, ven
de nuevo a la niña dormida y ya cansados de atenderla, deciden meterla en una urna
de cristal y dejarla en medio del bosque a ver si alguien la encuentra y se
encarta con ella. Le ponen el más bonito traje que tiene, la peinan, le colocan
brillo en los labios y rubor en las mejillas y se ve como una hermosa joya en
su empaque.
La dejan en medio
del bosque y van de vez en vez a ver si ya no está y ellos quedan libres de su
"encanto".
Un buen día para
ella, malo para él, acierta a pasar por el bosque un príncipe que al verla
queda prendado de su belleza. Y tan bueno no es, porque a sabiendas de
que está muerta decide convertirse en necrófilo y darle un beso y quien sabe...
a lo mejor logra algo más.
Destapa la urna,
intenta introducirse él al lado de Blancanieves pero como no lo logra, la
levanta para sacarla y que sea más sencillo besarla y al hacerlo la niña escupe
la manzana y se despierta.
Ella mira al príncipe
y lo encuentra bastante bonito y él no tiene otra cosa que decir que ha venido
a salvarla del hechizo y hacerla su esposa y reina de otro reino.
Así las cosas, se
van a vivir al reino de al lado del de la otra reina ya no tan nueva y al ella
preguntarle al espejo: “Espejito, espejito. ¿Quién es la mujer más bella
del reino?" Él siempre le responde la verdad, verdadera. "Tu mi
reina"
Ahora ella, la
reina vieja es feliz. El que no es muy feliz es el príncipe encantador
pues ahora él es que debe hacerse cargo de Blancanieves que no conforme con que
la hiciera su reina a ella, ha llevado a los 7 a su castillo pues no puede
vivir sin ellos.
Y tirurín tirurado este cuento se ha
terminado. Y vivieron ¿Felices? Y comieron
perdices y a nosotros no nos dieron porque no quisieron.
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