viernes, 26 de julio de 2013

Blancanieves y los 7




Blancanieves era una hermosa niña, hija de un rey y de una reina.  Cuando la reina estaba embarazada le pedía a Dios, a los santos y a cuanto personaje quisiera escucharla que su hija fuera tan blanca como la nieve y que tuviera los labios tan rojos como la sangre.  Y claro, Dios no hace oídos sordos a las suplicas por estúpidas que estás puedan ser.  Pero para que la niña no creciera tan atrofiada por estas características también le dio belleza e inteligencia. 
Pasaron los años y cuando Blancanieves estaba ya a punto de hacerse mujercita, llegó la peste a sus tierras y se llevó con ella no solo a campesinos y a gente del clero y del gobierno sino también a la reina madre.
El rey habiendo amado mucho a su esposa decidió que no debía continuar solo y se desposó con una de las mujeres de un reino vecino.  Hermosa ella.  Tan hermosa que vivía rodeada de espejos y todos sus lacayos debían tener uno por lo menos en sus bolsas y para terminar de ajustar había que acondicionarle un cuarto a un espejo suyo que era su favorito y al que no le gustaba tener más espejos a su alrededor.
Lo que nuestro rey bueno no sabía era que se había casado con la vanidad personificada y era tal su locura que la nueva reina creía que el espejo le hablaba.
Ella llegaba hasta su espejo todos los días y le preguntaba: “Espejito, espejito.  ¿Quién es la mujer más hermosa del reino?"  A lo cual el siempre respondía.  "Tu mi ama, tu"
Pero un día.  Es lógico, la reina nueva se hacía mayor y le princesa florecía en su hermosura juvenil.  El dichoso espejo respondió a la pregunta diciendo con todas las letras.  “Blancanieves mi ama”.  “Ahora Blancanieves es la mujer más hermosa del reino”
¡Qué ha dicho Dios mío!  La reina nueva entrá en cólera, rompe lo que encuentra a su paso y toma la decisión de sacar de en medio a su rival.  Ella no puede vivir en el reino pues el espejo siempre daría la misma respuesta.
Llama a uno de sus lacayos y le ordena: “Lleva a Blancanieves al bosque y mátala" y continua ella diciendo; "Y para demostrar que cumpliste con lo que te ordeno, debes traerme su corazón para preparar con él una sopita"
El hombre va hasta los recintos de la princesa y la convida a salir a pasear.  La niña nunca ha salido del castillo y salta feliz y por lo mismo accede a no contarle a nadie para donde ni con quien se va.
Abandonan el castillo y ya en pleno bosque el lacayo  prendado de la hermosura de la princesa no puede asesinarla, así que la lleva a la casa de 7  que viven en los linderos del reino, previendo evitar de esa forma que la reina se entere, también  da muerte a un venado y toma su corazón.  Lo envuelve en un pedazo de tela de la falda del vestido de la niña y se lo lleva a la reina.  -Ella nunca antes se tomó una sopita con más gusto-.
Pasados unos días la reina regresa al cuarto del espejo y le pregunta: “Espejito, espejito.  ¿Quién es la mujer más hermosa del reino? y claro, el espejo que es un chismoso y que escucha las conversaciones de todo el reino pues los espejos están comunicados por teleespejuesis le responde: “Blancanieves mi ama"
¡Que le ha dicho a la reina nueva!  (Ya ni tan nueva para ser sincera)  Monta en cólera de nuevo, llama al lacayo, lo agarra de las mechas y barre y trapea con él y después le conmuta la pena solo por decapitación.  En la tarde misma la cabeza del hombre cuelga en una de las puertas del castillo y su cuerpo alimenta a los cerdos.  Con el corazón del hombre, la reina no tan nueva, se toma otra sopita.
Decide ella misma hacerse cargo de destruir a su rival.  Va a la casa de los 7 y con un buen disfraz de vendedora de cintas y peines le logra poner uno en la cabeza a Blancanieves, con lo cual la niña cae al piso dormida.  El veneno no era muy potente y solo la adormece y cuando llegan los 7, al intentar levantar a la niña y dejarla cómodamente acostada en la cama se le cae el peine y de nuevo rompe a cantar y a bailar y a ser feliz persiguiendo mariposas.  Eso de que la niña cocinaba y zurcía y limpiaba la casa era cuento.  Ella era una princesa y como tal había que tratarla.
Bueno, regresa la reina no tan nueva al castillo y entra al cuarto del espejo y lo encuentra en una de sus sesiones de teleespejuelesis y espera a que termine pues ella sabe que un espejo enojado es una cosa espantosa que no se le desea ni a su peor enemigo.
Al cabo de un par de días o de semanas.  La reina no tan nueva que  no tiene mucho sentido del tiempo.  Llega de nuevo al cuarto del espejo y le pregunta: “Espejito, espejito.  ¿Quién es la mujer más hermosa del reino?  Y claro, el espejo que nunca supo tener su boca callada responde.  "Blancanieves que continua en la casa de los 7"
¡Oh mi Dios!   La reina no tan nueva se arranca los cabellos y grita y chilla y se hace un par de arrugas más.  Ya un poco más calmada y con la cara llena de cremitas se dirige a una torre de su castillo que tiene acondicionada para hacer brujerías.  Ella le ha dicho al rey que es para hacer sus mascarillas y ungüentos pero en realidad la usa para hacer veneno para poner en dulces y jugosas manzanas.
Entra en la torre, se disfraza muy bien de vieja fea, inmunda (En realidad así es como es ella) sin dientes y de cabellos hirsutos y ralos y envenena la más gorda y hermosa manzana.  Sale por una de las puertas sigilosamente y se dirige al bosque a la casa de los 7.  Allí encuentra a la niña y le ofrece la manzana.  Blancanieves que es golosa y desde que está en el bosque no prueba una tan rica como la que le ofrece la vieja  muerde la manzana y cae al piso.  La bruja ríe a carcajadas, monta en su escoba y regresa al castillo, al rey y a ser su reina.
Llegan los 7, ven de nuevo a la niña dormida y ya cansados de atenderla, deciden meterla en una urna de cristal y dejarla en medio del bosque a ver si alguien la encuentra y se encarta con ella.  Le ponen el más bonito traje que tiene, la peinan, le colocan brillo en los labios y rubor en las mejillas y se ve como una hermosa joya en su empaque.
La dejan en medio del bosque y van de vez en vez a ver si ya no está y ellos quedan libres de su "encanto". 
Un buen día para ella, malo para él, acierta a pasar por el bosque un príncipe que al verla queda prendado de su belleza.  Y tan bueno no es, porque a sabiendas de que está muerta decide convertirse en necrófilo y darle un beso y quien sabe... a lo mejor logra algo más.
Destapa la urna, intenta introducirse él al lado de Blancanieves pero como no lo logra, la levanta para sacarla y que sea más sencillo besarla y al hacerlo la niña escupe la manzana y se despierta.
Ella mira al príncipe y lo encuentra bastante bonito y él no tiene otra cosa que decir que ha venido a salvarla del hechizo y hacerla su esposa y reina de otro reino.
Así las cosas, se van a vivir al reino de al lado del de la otra reina ya no tan nueva y al ella preguntarle al espejo: “Espejito, espejito.  ¿Quién es la mujer más bella del reino?" Él siempre le responde la verdad, verdadera.  "Tu mi reina" 
Ahora ella, la reina vieja es feliz.  El que no es muy feliz es el príncipe encantador pues ahora él es que debe hacerse cargo de Blancanieves que no conforme con que la hiciera su reina a ella, ha llevado a los 7 a su castillo pues no puede vivir sin ellos.
Y tirurín tirurado este cuento se ha terminado.  Y vivieron ¿Felices? Y comieron perdices y a nosotros no nos dieron porque no quisieron.

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