Érase una vez un estómago adolorido y hambriento que deambulaba por un cuarto oscuro. Llegaron a sus predios dos hermosos y coquetos mangos de bocado, olorosos, tersos y turgentes. ¡Y colorín, colorado, los mangos se han acabado!
B. Osiris B.
No sé que personas me leen, pero saber que lo hacen me "hace muy feliz". Por eso acepten que los ame. Yo, Patricia Lara Pachón. ...
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