lunes, 13 de mayo de 2013

Agua fría




Agua fría... ¡Quién dijo!  El agua fría es para las plantas, para que naden los patos, para beber cuando uno tiene sed o la garganta seca y nada más.
Al principio había mucha agua... ¿de sobra?  Uno pensaba que sí, pero con el correr de los tiempos, de la humanidad; el agua se fue haciendo escasa. 
Mucha gente que ha vivir a las altas montañas y construía su casa al lado de un hilo de agua que corría por ella, otros se fueron a las selvas y usaban el agua que quedaba entre los troncos o las hojas y claro solo para beber había.
Esa época en la que había ducha o bañera y uno se estaba ratos largos dejando el agua correr o sumergido en ella era un sueño.  Muchos se preguntaban si en realidad había sucedido y ya pocos quedaban de los que lo habían vivido.
Tenía sed y no había ni una gota de agua para beber, para humedecer siquiera los labios y sentir su sabor y su frescura.  La garganta seca dolía y el calor era intenso.  Antes sudaba con profusión, despertaba bañada en un sudor frío... ¡Qué daría hoy porque eso sucediera de nuevo!
¿Mamá... mamá qué te sucede?  Abro los ojos y mi hija me mira sorprendida.  Le digo, estoy seca... tengo una sed espantosa.  Pues toma agua... va al baño, abre la llave... llena un vaso con agua fría y me la alcanza.
Agua... hay agua y la puedo beber e incluso me puedo duchar con ella. 
Está fría.
Ay Dios mío... exclamo: “El agua fría es para las plantas, para que naden los patos, y por supuesto para tomar cuando tengo mucha sed o la garganta seca.

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