jueves, 2 de mayo de 2013

Cuando el amor no llega




Ella siempre esperó que las mariposas en el estómago que Rafael le provocaba terminaran subiendo y acomodándose como en un juego de tetris en su corazón.  Había que hacer la acomodación adecuada para que cupieran todas.
Ella lo veía, su corazón saltaba y latía fuertemente y claro las pobres mariposas por más que lo intentaban no llegaban.  Alguna vez una de ellas logro entrar y volar alocadamente.  Luego, ya tranquila, se acurrucó en un rincón y sola sentía que languidecía.
El tiempo fue pasando, las mariposas que sentía en el estómago cada día eran menos, su corazón al verlo continuaba sus latidos normales y otra mariposilla logró entrar.
Ahora eran dos mariposas, cada una en su rincón.  Desde allá se hablaban, se miraban, se retaban a abandonar ese corazón cada vez más frio.
Nunca lo hicieron.  Ahí están ellas ahora y son amigas.  Hablan de muchas cosas.  Inclusive de él...de Rafael.
Por eso, Consuelo.  Tiene días que lo recuerda. 
Su corazón no salta.  Las mariposas que sentía en el estómago murieron o se fueron una a una. 
Ahora, cuando ella lo recuerda sonríe y brilla una chispa de reconocimiento en sus ojos... y de nuevo.  Nada.

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