sábado, 25 de mayo de 2013

Ángeles y demonios




Escuché un ruido... un ruido muy profundo.  Miré a los que se encontraban a mi lado y nadie pareció notarlo.  Luego, casi al mismo instante sentí vibrar un poco el techo de mi casa.  Igual que antes mi familia tampoco hizo ningún gesto de sorpresa o de reconocimiento.
Después sentí que todo vibraba, se movía, saltaba... y yo a punto de correr veo que nadie hace nada.  ¿Cómo es posible que nadie lo perciba? 
La casa a punto de caerse, el mundo de acabarse, mi corazón palpita, salta, corre, se dispara queriéndose salir.  Y ellos no notan nada.  Ni el más leve movimiento revela que perciben algo.
El fin del mundo... el final de mí mundo...
¿Será que cuando todo toca a su fin lo hace para uno solo?  ¿Me iré sabiendo que lo hago y sin que nadie más se entere?
El ruido en el piso se hace más profundo... el del techo más fuerte.
La lucha entre el ángel y el demonio da inicio.  Empieza por mí alma una fuerte subasta.  El uno "puja" con mis obras buenas.  El otro invoca una larga lista de lo que hice mal.  Consiente o inconscientemente; da igual.
¿Quién o qué ganara?
El ruido del piso se aproxima...  Las tejas parecen cobrar vida... tener alas.
Yo aquí en el paroxismo de mis últimos momentos espero...
¿Quién o qué ganara?
Mi vida cobra vida voraz, rauda pasa ante mis ojos.  Recuerdos de amigos que no vi en mucho tiempo.  Veo sus caras, siento sus sentimientos.  Veo lugares, vivo de nuevo todo.  Mi corazón se encoge o se agiganta. 
Los ruidos se aproximan y yo calladamente espero.

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