martes, 21 de mayo de 2013
Post-mortem
Al filo de la medianoche, un espeluznante alarido rompió el silencio. Pareció salir de la entrañas mismas de la tierra. Todos corrieron espantados, buscando apoyo en el compañero o la vecina más cercana. De pronto, reinó el silencio nuevamente y una tensa calma se apoderó de dolientes y allegados. Solo al momento de la novena, frente a las gotas de lágrima que aún se empozaban en sus hundidos cuencos y el extraño vapor en el vidrio del féretro, comprendieron la naturaleza de aquel grito. Y lloraron su muerte post-mortem.
B. Osiris B.
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